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4.3.2. Un texto de Valle-Inclán

Nos disponemos ahora a hacer una lectura crítica de un fragmento de uno de los narradores más singulares de su generación: Ramón María del Valle-Inclán. Te vendrá bien consultar este documento que te hemos preparado antes de comenzar a trabajar el texto. Tenlo como referencia también para toda su lectura.

Creación propia

Coloca el cursor sobre los números marcados para conocer el sentido de algunas expresiones y referencias.

Valle-Inclán posando en Chile como el Marqués de Bradomín

Valle-Inclán como "el Marqués de Bradomín. Revista chilena "Sucesos", 1910

Imagen el Wikimedia Commons. Licencia Creative Commons

-Quiero verte matar un tiburón.

El negro sonríe con esa sonrisa blanca de los salvajes, y pronuncia lentamente, sin apartar los ojos de las olas que argenta la luna:

-No puede ser, mi amita. Se ha juntado una punta, ¿sabe?

-¿Y tienes miedo?

-¡Qué va!... Aunque fácilmente, como la sazón está peligrosa... Vea su merced no más...

La Niña Chole no le dejó concluir:

 -¿Cuánto te han dado esos señores?

-Veinte tostones. Dos centenos, ¿sabe?

Oyó la respuesta el contramaestre, que pasaba ordenando una maniobra, y con esa concisión dura y franca de los marinos curtidos, sin apartar el pito de los labios ni volver la cabeza, apuntóle:

-¡Cuatro monedas y no seas guaje!

El negro pareció dudar.  Asomóse al barandal de estribor y observó un instante el fondo del mar donde temblaban amortiguadas las estrellas. Veíanse cruzar argentados y fantásticos peces que dejaban tras sí estela de fosforescentes chispas y desaparecían confundidos con los rieles de la luna. En la zona de sombra que sobre el azul cíe las olas proyectaba el costado de la fragata, esbozábase  la informe mancha de una cuadrilla de tiburones. El marinero se apartó reflexionando. Todavía volvióse una o dos veces a mirar las dormidas olas, como penetrado de la queja que lanzaban en el silencio de la noche. Picó un cigarro con las uñas, y se acercó:

-¡Cuatro centenes!, ¿le apetece a mi amita?

 La Niña Chole, con ese desdén patricio que las criollas opulentas sienten por los negros, volvió a él su hermosa cabeza de reina india, y en tono tal, que las palabras parecían dormirse cargadas de tedio en el borde de los labios, murmuró:

-¿Acabarás?... ¡Sean los cuatro centenes!...

Los labios hidrópicos del negro esbozaron una sonrisa de ogro avaro y sensual. Seguidamente despojóse de la blusa, desenvainó el cuchillo que llevaba en la cintura y como un perro de Terranova tomóle entre los dientes y se encaramó sobre la borda. El agua del mar relucía aún en aquel torso desnudo que parecía de barnizado ébano. Inclinóse el negrazo sondando con los ojos el abismo. Luego, cuando los tiburones salieron a la superficie, le vi erguirse negro y mitológico sobre el barandal que iluminaba la luna, y con los brazos extendidos echarse de cabeza y desaparecer buceando. Tripulación y pasajeros, cuantos se hallaban sobre cubierta, agolpáronse a la borda. Sumiéronse los tiburones en busca del negro, y todas las miradas quedaron fijas en un remolino que no tuvo tiempo a borrarse, porque casi incontinenti una mancha de espumas rojas coloreó el mar, y en medio de los hurras de la marinería y el vigoroso aplaudir de las manos coloradotas y plebeyas de los mercaderes, salió a flote la testa chata y lanuda del marinero que nadaba ayudándose de un solo brazo, mientras con el otro sostenía entre aguas un tiburón apresado por la garganta, donde traía hundido el cuchillo... Tratóse en tropel de izar al negro.  Arrojáronse cuerdas, ya para el caso prevenidas, y cuando levantaba medio cuerpo fuera del agua, rasgó el aire un alarido horrible, y le vimos abrir los brazos y desaparecer sorbido por los tiburones. Yo permanecía aún sobrecogido cuando sonó a mi espalda una voz que decía:

-¿Quiere hacerme sitio, señor?

Al mismo tiempo alguien tocó suavemente mi hombro. Volví la cabeza y halléme con la Niña Chole. Vagaba, cual siempre, por su labio inquietante sonrisa, y abría y cerraba velozmente una de sus manos, en cuya palma vi lucir varias monedas de oro.  Rogóme con fanático misterio que la dejase sitio, y doblándose sobre la borda las arrojó lo más lejos que pudo. En seguida volvióse a mí con gentil escorzo de todo el busto:

-¡Bien se lo ha ganado!

Yo debía estar más pálido que la muerte, pero como ella fijaba en mí sus hermosos ojos y sonreía, vencióme el encanto de los sentidos, y mis labios aún trémulos, pagaron aquella sonrisa de reina antigua con la sonrisa del esclavo que aprueba cuanto hace su señor. La crueldad de la criolla me horrorizaba y me atraía. Nunca como entonces me pareciera tentadora y bella. Del mar oscuro y misterioso subían murmullos y aromas. La blanca luna les prestaba no sé qué rara voluptuosidad. La trágica muerte de aquel coloso negro, el mudo espanto que se pintaba aún en todos los rostros, un violín que lloraba en la cámara, todo en aquella noche, bajo aquella luna, era para mí objeto de voluptuosidad depravada y sutil...

Valle-Inclán, Sonata de estío. 

Actividades de comprensión

Actividad 1

Pregunta

Tras la lectura detenida del texto de Valle-Inclán, señala qué opción expresa de modo más preciso el tema del fragmento.

Respuestas

a) Descripción de un ambiente de mar con varios personajes.

b) El racismo acaba con la vida de un sirviente negro. 

c) La crueldad e indiferencia de una joven criolla con su esclavo negro despiertan por igual el horror y el interés del narrador. 

Retroalimentación

Actividad 2

Pregunta

Estas frases intentan resumir el contenido del fragmento. Señala la opción que te parece que mejor se ajusta a tu lectura del texto.

Respuestas

a) Varios marineros apuestan con un sirviente negro si será capaz de matar un tiburón. Con muchas dudas iniciales debido al temporal, el negro acaba arrojándose al mar, logra matar un tiburón y sale triunfante con los brazos abiertos recibiendo cuatro monedas de oro por su hazaña. 

b) Una joven criolla, orgullosa y cruel, entra en liza con unos hombres para conseguir que por unas pocas monedas su sirviente se arroje al mar y mate un tiburón. Tras dudar, el negro se arroja a un mar infestado de tiburones y logra clavar su cuchillo a uno y nadar hacia la orilla, con gran alborozo de los marineros y mercaderes. No llega, es atacado por otros tiburones y desaparece. La joven lanza al agua con desdén cuatro monedas de oro como pago. 

c) En una escena nocturna al lado del mar, un criado negro, orgulloso, presume de sus habilidades y pide unas monedas por arrojarse al mar y cazar un tiburón. Jaleado por todos, acaba haciéndolo. Hiere a un tiburón e intenta llevarlo a tierra, pero es atacado por el resto de tiburones. Los marineros logran sacarlo y, como premio a su valor, le arrojan varias monedas. 

Retroalimentación

Nos situamos en el texto

Actividad 3

Pregunta

¿Qué modalidad textual predomina en el fragmento que has leído?

Respuestas

a) Es una narración en primera persona, entremezclada con diálogos. 

b) Predomina la descripción pero también hay partes narrativas en tercera persona.

c) Es un texto esencialmente descriptivo de un ambiente, mezclado con los diálogos de los personajes. 

Retroalimentación

Actividad 4

Pregunta

Vamos a situar el fragmento en la corriente literaria en la que se encuadra.

Respuestas

a) Pertenece a la última novela realista de finales del siglo XIX. 

b) Se encuadra dentro de la corriente de renovación, en la estética de la "novela lírica".

c) Se encuadra dentro de las corrientes de la narrativa de vanguardia de principios de siglo XX.

Retroalimentación

Actividad 5

Pregunta

Finalmente, vamos a situar al autor, Vallé-Inclán, en su contexto literario. Elige la opción más correcta.

Respuestas

a) Valle-Inclán está relacionado con la Generación del 14 o Novecentismo, en su corriente de novela lírica. 

b) Autor perteneciente al llamado "grupo de los tres" dentro de la Generación del 98. 

c) Es novelista y autor dramático de la Generación del 98, iniciado en el Modernismo. 

Retroalimentación

Actividad 6

>Retrato de Valle-Inclán a carboncillo

Imagen en Flickr de Arturo Espinosa

Licencia Creative Commons

Antes de iniciar la lectura crítica en sí del fragmento que estudiamos, convendrá situarlo dentro de la trama de la novela Sonata de estío y dentro de la producción narrativa de Valle-Inclán.

Esto nos ayudará a comprender aspectos esenciales del fragmento y relacionarlos con el contexto en que fue escrito.

Analizamos el texto

Actividad 7

Pasamos ahora al  análisis del fragmento. Comenzaremos con aspectos formales (estructura, rasgos lingüísticos y de estilo, recursos). Más tarde haremos una lectura crítica de su contenido.

a. ¿Cuál crees que es la estructura del texto, el modo en que Valle-Inclán ha organizado su contenido? Vuelve al texto y haz tu propia reflexión.

b. ¿Serías capaz de localizar en el texto recursos literarios y de expresión característicos de esta etapa de la narrativa de Valle-Inclán?

c. ¿Crees que todo es sensorial y "estético" en el fragmento?

Interpretamos el texto (lectura crítica)

Actividad 8

Leyendo

Imagen en Fllickr de MHernán Piñera

Licencia Creative Commons

Ha llegado el momento de hacer una lectura crítica del contenido del texto y analizar los temas y su enfoque en relación con las ideas y la visión del mundo de su autor.

¡Vamos a ello!

a. ¿Qué podemos decir del contenido del fragmento? ¿Qué lectura haces de él?

b. Vamos concluyendo. ¿Te parece que reflexionemos finalmente sobre cómo se relaciona este fragmento con el movimiento o corriente literarios en los que se enmarca?

¿Hemos logrado interesarte por la lectura de la novela tras conocer este fragmento? Es muy breve. Si lo deseas, debajo tienes un enlace al texto completo.

Acceso a la lectura de la obra completa
Creación propia