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Descripción de la tarea

Desarrollo

Actividad 1:

Tenía Andrés un gran deseo de comentar filosóficamente las vidas de los vecinos de la casa de Lulú. A sus amigos no le interesaban estos comentarios y filosofías, y decidió, una mañana de un día de fiesta, ir a ver a su tío Iturrioz. [...]

—¿Qué, te pasa algo? —le dijo a su sobrino al verle.

—Nada; venía a charlar un rato con usted.

—Muy bien, siéntate; yo voy a regar mis tiestos.

Iturrioz abrió la fuente que tenía en un ángulo de la terraza, llenó de agua una cuba y comenzó con un cacharro a echar agua en las plantas.

Andrés habló de la gente de la vecindad de Lulú, de las escenas del hospital; como casos extraños, dignos de un comentario; de Manolo el Chafandín, del tío Miserias, de don Cleto, de Doña Virginia...

—¿Qué consecuencia puede sacarse de todas estas vidas? —preguntó Andrés al final.

—Para mí la consecuencia es fácil —contestó Iturrioz con el bote de agua en la mano—. Que la vida es una lucha constante, una cacería cruel en que nos vamos devorando los unos a los otros. Plantas, microbios, animales.

—Sí, yo también he pensado en eso —repuso Andrés—; pero voy abandonando la idea. Primeramente el concepto de la lucha por la vida llevada así a los animales, a las plantas y hasta los minerales, como se hace muchas veces, no es más que un concepto antropomórfico, después, ¿qué lucha por la vida es la de ese hombre don Cleto, que se abstiene de combatir, o la de ese hermano Juan, que da su dinero a los enfermos?

—Te contestaré por partes —repuso Iturrioz dejando el bote para regar, porque estas discusiones le apasionaban—. Tú me dices, este concepto de lucha es un concepto antropomórfico. Claro, llamamos a todos los conflictos lucha, porque es la idea humana que más se aproxima a esa relación que para nosotros produce un vencedor y un vencido. Si no tuviéramos este concepto en el fondo, no hablaríamos de lucha. La hiena que monda los huesos de un cadáver, la araña que sorbe una mosca, no hace más ni menos que el árbol bondadoso llevándose de la tierra el agua y las sales necesarias para su vida. El espectador indiferente, como yo, ve a la hiena, a la araña y al árbol, y se los explica. El hombre justiciero le pega un tiro a la hiena, aplasta con la bota a la araña y se sienta a la sombra del árbol, y cree que hace bien.

—Entonces ¿para usted no hay lucha, ni hay justicia?

—En un sentido absoluto, no; en un sentido relativo, sí. Todo lo que vive tiene un proceso para apoderarse primero del espacio, ocupar un lugar, luego para crecer y multiplicarse; este proceso de la energía de un vivo contra los obstáculos del medio, es lo que llamamos lucha. Respecto de la justicia, yo creo que lo justo en el fondo es lo que nos conviene. Supón en el ejemplo de antes que la hiena en vez de ser muerta por el hombre mata al hombre, que el árbol cae sobre él y le aplasta, que la araña le hace una picadura venenosa; pues nada de eso nos parece justo, porque no nos conviene. A pesar de que en el fondo no haya más que esto, un interés utilitario ¿quién duda que la idea de justicia y de equidad es una tendencia que existe en nosotros? ¿Pero cómo la vamos a realizar? —Eso es lo que yo me pregunto ¿cómo realizarla? […]

Andrés se fue a la calle.

¿Qué hacer? ¿Qué dirección dar a la vida? —se preguntaba con angustia. Y la gente, las cosas, el sol, le parecían sin realidad ante el problema planteado en su cerebro.  

Pío Baroja, El árbol de la ciencia.

1.1. Redacta un resumen  del texto.

1.2. La obra a la que pertenece este fragmento forma parte del panorama narrativo español de principios de siglo. ¿En qué tendencia concreta de la narrativa podemos enmarcarla? Explica qué características de dicha tendencia se pueden observar en este texto concreto.

1.3. ¿Qué rasgos propios de este autor se reconocen en este fragmento? Justifica tu respuesta con referencias concretas al texto.

Actividad 2:

(Van desfilando todas por delante de Bernarda y saliendo. Sale Angustias por otra puerta, la que da al patio)

Mujer 4: El mismo trigo de tu casamiento lo sigas disfrutando.

La Poncia: (Entrando con una bolsa) De parte de los hombres esta bolsa de dineros para responsos. Bernarda: Dales las gracias y échales una copa de aguardiente.

Muchacha: (A Magdalena) Magdalena...

Bernarda: (A Magdalena, que inicia el llanto) Chist. (Golpea con el bastón.) (Salen todas.) (A las que se han ido) ¡Andar a vuestras cuevas a criticar todo lo que habéis visto! Ojalá tardéis muchos años en pasar el arco de mi puerta.

La Poncia: No tendrás queja ninguna. Ha venido todo el pueblo.

Bernarda: Sí, para llenar mi casa con el sudor de sus refajos y el veneno de sus lenguas.

Amelia: ¡Madre, no hable usted así!

Bernarda: Es así como se tiene que hablar en este maldito pueblo sin río, pueblo de pozos, donde siempre se bebe el agua con el miedo de que esté envenenada.

La Poncia: ¡Cómo han puesto la solería!

Bernarda: Igual que si hubiera pasado por ella una manada de cabras. (La Poncia limpia el suelo) Niña, dame un abanico.

Amelia: Tome usted. (Le da un abanico redondo con flores rojas y verdes.)

Bernarda: (Arrojando el abanico al suelo) ¿Es éste el abanico que se da a una viuda? Dame uno negro y aprende a respetar el luto de tu padre.

Martirio: Tome usted el mío.

Bernarda: ¿Y tú?

Martirio: Yo no tengo calor.

Bernarda: Pues busca otro, que te hará falta. En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo. Mientras, podéis empezar a bordaros el ajuar. En el arca tengo veinte piezas de hilo con el que podréis cortar sábanas y embozos. Magdalena puede bordarlas.

Magdalena: Lo mismo me da.

Adela: (Agria) Si no queréis bordarlas irán sin bordados. Así las tuyas lucirán más.

Magdalena: Ni las mías ni las vuestras. Sé que yo no me voy a casar. Prefiero llevar sacos al molino. Todo menos estar sentada días y días dentro de esta sala oscura.

Bernarda: Eso tiene ser mujer

Magdalena: Malditas sean las mujeres.

Bernarda: Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón. Eso tiene la gente que nace con posibles.

Federico García Lorca, La casa de Bernarda Alba.

La casa de Bernarda Alba se inscribe dentro del teatro español anterior a 1936. ¿En qué corriente teatral de la época podemos situar esta obra? ¿Qué características propias de esa corriente pueden observarse en este texto concreto? Justifica tu respuesta con alusiones concretas al texto.

Actividad 3:

A continuación tienes una serie de oraciones relacionadas directamente con los contenidos literarios de esta tarea. Realiza una descripción sintáctica de las mismas en la que incluyas la siguiente información:

  • Cuál es el núcleo verbal de la oración principal.
  • Cuál es la proposición subordinada.
  • Cuál es su tipo y función.
  • Cuál es el nexo subordinante.

Te proponemos un ejemplo:

Oración "Cuando le preguntaron a la hermana de Baroja, esta identificó como reales algunos de los personajes de la obra"
Descripción sintáctica En esta oración encontramos una proposición subordinada: cuando le preguntaron a la hermana de Baroja. Se trata de una proposición subordinada adverbial con función de CCT con respecto al verbo de la oración principal (identificó). Va introducida por el nexo subordinante cuando.

  • Aunque al principio el personaje de Lulú es una muchacha aparentemente insignificante, acabará mostrándose como una mujer de carácter, inteligente y sensible.
  • Andrés va a Alcolea del Campo a ejercer su profesión de médico.
  • Mientras conversa con su tío, Andrés muestra sus contradicciones.
  • El teatro neorromántico de Echegaray tenían gran apoyo popular, por lo tanto se representaba mucho más.
  • Si comparamos las obras teatrales de las distintas épocas de Valle-Inclán, encontraremos escenarios muy diferentes.
  • A pesar de que fue escrita en 1936, La casa de Bernarda Alba  no fue publicada hasta 1945.
  • Los personajes femeninos de La casa de Bernarda Alba no pueden tomar decisiones, ya que las mujeres deben cumplir los mandatos de la sociedad.
  • Al morir su padre, las cinco hermanas se encierran como las normas sociales establecen.
  • El ambiente de la casa es tan represivo que todos los personajes esconden sus verdades.