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Fíjate en este pequeño diálogo.
- Oye, tú, pásame aquella.
- ¿Qué te pase cuál?
- Esa, la que tienes ahí. La que te di antes.
- No sé la que dices. ¿Está detrás o delante de mí?
- No, está encima de la mesa de al lado, enfrente de la ventana.
- ¿Aquí?
- Sí, justo ahí.
- Entonces... ¿Esta es la que buscas?
- ¡Sí, era esa! ¡Te ha costado!
¿Has captado todo el sentido del texto con facilidad? Seguro que no. Estamos fuera de contexto.
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Pero, ¿qué ocurriría si nos metemos en ese contexto y obtenemos más información sobre la realidad a la que se están refiriendo nuestros dos hablantes? Veamos:
(Dos estudiantes se encuentran en la biblioteca)
Estudiante 1: Oye, tú, pásame aquella. (Señalando hacia una mesa de estudio situada cerca de ellos).
Estudiante 2 : ¿Qué te pase cuál?
Estudiante 1: Esa, la que tienes ahí. La que te di antes (Ahora adelanta la barbilla hacia el sitio que ha indicado antes).
Estudiante 2: No sé la que dices. ¿Está detrás o delante de mí? (Apartando una pila grande de libretas).
Estudiante 1: No, está encima de la mesa de al lado, enfrente de la ventana.
Estudiante 2 : (Se sitúa al lado de la ventana) ¿Aquí?
Estudiante 1: Sí, justo ahí.
Estudiante 2: Entonces... (Cogiendo un una libreta naranja de la mesa de al lado) ¿Esta es lo que buscas?
Estudiante 1 : ¡Sí, era esa! ¡Te ha costado!