Imagen 3. Autor: Andreas Praefcke. Licencia Creative Commons |
El teatro comercial es el que triunfa tras la Guerra Civil. Se trata de representaciones que buscan entretener a la vez que transmitir la ideología de los vencedores. Junto a las obras de los clásicos, se comienzan a contratar piezas que van a tener unas características más o menos homogéneas:
- La monotonía en los asuntos y temas representados: suele tratarse el adulterio, la infidelidad o el conflicto generacional.
- Representa los valores tradicionales espirituales, de ahí que haya una crítica moderada a la burguesía, sin atacar sus problemas de fondo, y una tendencia moralista.
- A pesar del contexto social en el que vive la mayoría de los españoles, el marco de estas obras suele ser lujoso y de personajes adinerados. El drama histórico, por ejemplo, sirve para montar escenarios deslumbrantes y exhibir un gran vestuario.
- Auge del teatro cómico, con obras de una comicidad superficial, agradables para un público que busca solo el entretenimiento.
- Preocupación de la obra bien hecha, bien rematada, utilizando perfectamente todos los recursos técnicos tradicionales para conseguir manejar con más facilidad al espectador, con la influencia que sobre él ejercen las técnicas propias del cinematógrafo.