Actividad 1
NUÑO.- (A Bertoldino muy campanudamente.)
Ese canto, juglar, es un encanto.
Hame gustado desde su principio,
y es prodigioso que entre tanto canto
no exista ningún ripio
MAGDALENA.- Verdad.
NUÑO.- (A Bertoldino.) Seguid.
BERTOLDINO.- (Inclinándose respetuoso.) Mandad.
NUÑO.- (Enérgico a varios que cuchichean.) ¡Callad!
BERTOLDINO.- Oid. (Se hace un gran silencio y recita enfáticamente.)
Los cuatro hermanos Quiñones
a la lucha se aprestaron,
y al correr de sus bridones,
como a cuatro exhalaciones,
hasta el castillo llegaron.
¡Ah del castillo! -Dijeron-.
¡Bajad presto ese rastrillo!
Callaron y nada oyeron,
sordos sin duda se hicieron
los infantes del castillo.
¡Tended el puente!... ¡Tendedlo!
Pues de no hacello, ¡pardiez!,
antes del primer destello
domaremos la altivez
de esa torre, habéis de vello...
Entonces los infanzones
contestaron: ¡Pobres locos!...
Para asaltar torreones,
cuatro Quiñones son pocos.
¡Hacen falta más Quiñones!
Cesad en vuestra aventura,
porque aventura es aquesta
que dura, porque perdura
el bodoque en mi ballesta...
Y a una señal, dispararon
los certeros ballesteros,
y de tal guisa atinaron,
que por el suelo rodaron
corceles y caballeros. (Murmullos de aprobación.)
Y según los cronicones
aquí termina la historia
de doña Aldonza Briones,
cuñada de los Quiñones
y prima de los Hontoria. (Nuevos murmullos.)
NUÑO.- Esas estrofas magnánimas
son dignas del estro vuestro (Suena una campana.)