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3.3.4. Repaso general y ejercicios resueltos

Es muy importante  que finalicemos este tema dedicado al estudio de la sintaxis realizando un repaso general de todos los tipos de oraciones subordinadas.
Para hacerlo, les proponemos trabajar a partir de textos, que aprovecharemos para reflexionar sobre la sintaxis.
Si necesitas un repaso rápido de las subordinadas que hemos estudiado en este tema antes de comenzar, te proponemos:

Actividad 1

Imagen en Flickr de Tato 626. Licencia Creative Commons
Las cosas, Gloria Fuertes

Las cosas, a nuestras cosas,
les gustan que las quieran;
a mi mesa le gusta que yo apoye los codos,
a la silla le gusta que me siente en la silla,
a la puerta le gusta que la abra y la cierre
como al vino le gusta que lo compre y lo beba,
mi lápiz se deshace si lo cojo y escribo,
mi armario se estremece si lo abro y me asomo,
las sábanas son sábanas cuando me echo sobre ellas
y la cama se queja cuando yo me levanto.
¿Qué será de las cosas cuando el hombre se acabe?
Como perros las cosas no existen sin el amo.

¿Puedes localizar, en el poema de Gloria Fuertes, diferentes tipos de oraciones?

Actividad 2

A lo largo de este tema hemos hablado en varias ocasiones de la importancia tanto del nexo como del sentido de la oración para establecer de qué tipo de subordinada se trata en cada caso.

Hemos visto varios ejemplos en los que la conjunción "que" podía introducir distintos tipos de oraciones. Con este ejercicio, les propongo que los repasemos y, al mismo tiempo, realicemos un análisis sintáctico detallado de las dos primeras oraciones que nos servirá para hacer unas prácticas finales.

    Presta mucha atención, asimismo, al uso de las formas no personales.

    • Quiero que me comentes lo último que has hecho en tu trabajo.
    • Acércate hasta aquí, que voy a darte una buena noticia.
    • No me gusta que mis hijos se comporten de esa forma.
    • A mí me parece más importante que lo que tú dices.
    • Estás tan acostumbrado que ya no le prestas atención.
    • ¡Quítate esa careta, que podamos verte mejor la cara!
    • ¡Tenemos que conseguirlo!

    Actividad 3

    Imagen en Flickr de occhiovivo.  Licencia Creative Commons

    El escritor que concibe su obra como una aventura y a la vez como una tarea de sostenido empeño intentará que su creación conjugue una experiencia vital única y un saber literario profundo y vasto. La busca y hallazgo de antepasados con los que forjará su propio árbol, de esa genealogía de autores cuya existencia prolonga y vivifica, le mostrará sus afinidades secretas con otros escritores abiertos también a multiplicidad de culturas y lenguas, tanto a la tradición oral en la que bebieron nuestros antepasados antes de la invención de la imprenta como a lo que comúnmente se juzga alta literatura. ‘El más hermoso jardín’, leemos en las Mil y una noches, ‘es un armario lleno de libros’. Y ese jardín de árboles de todas las especies, hierbas, plantas y helechos arborescentes abarcará, como nos enseñó Cervantes, el grato y bien sombreado bosque de la escritura. En el espacio público de la gran plaza de Marraquech, declarado por la UNESCO Patrimonio Oral de la Humanidad, he aprendido a escuchar las leyendas, poemas y crónicas de las tradiciones que convergen en ella y que probablemente no difieren mucho de las conservadas por los ’tesoros humanos vivos’ de las comunidades indígenas de México y de toda Iberoamérica: un patrimonio frágil y gravemente amenazado por la modernidad desaforada en la que vivimos. Y junto a esas fuentes vivas procuro también en la biblioteca de Babel cervantina y borgiana, en el fascinador jardín de los senderos que se bifurcan. Mi curiosidad por las literaturas de Oriente y Occidente, por los cruces, injertos, polinizaciones que se producen fuera de los cotos del saber programado y de las aproximaciones eruditas reductivas y estériles- a nuestros clásicos, me ha arrimado a escritores del pasado cuya lectura es una aventura, porque su escritura también lo fue.

    Hablo de autores sin los cuales la literatura en lengua española no existiría o sería trunca y distinta: de Juan Ruiz, de Femando Rojas, Delicado, san Juan de la Cruz, Cervantes, Quevedo, Góngora... y también de los que componen el acervo universal ya sea griego o latino, iraní o árabe. Sin olvidar a quienes descubrieron en el Quijote el fértil territorio de la duda y de las posibilidades de juego de la novela: los Sterne, Diderot, Flaubert, toda esa tradición de "la Mancha" —y de Las Mil y una noches evocada por Carlos Fuentes en un luminoso ensayo. De este modo, las coordenadas de un escritor como yo se revelan afines a las de los creadores en nuestra lengua que cervantean, gongorizan y celestinean.

    Juan Goytisolo: "Pájaro que ensucia su propio nido", El País, 13-II-2001, 34.
    Análisis sintáctico:

    Antes de realizar un ejemplo de análisis sintáctico, nos parece interesante recordar aquí los aspectos más importantes en el análisis de una oración compuesta por subordinación adjetiva.

    1. Cumplen la misma función que el adjetivo dentro de la oración simple.
    2. Van introducidas por un nexo (pronombre o adverbio relativo).
    3. Van completando a un antecedente.
    4. El antecedente forma parte de la proposición principal y el nexo de la subordinada.
    5. El nexo cumple una función sintáctica que puede ser la misma o distinta de la de su antecedente.
    6. Las oraciones subordinadas adjetivas pueden ser: explicativas o especificativas.

    Proponemos el análisis de esta oración del texto:

    El escritor que concibe así su obra intentará que su creación conjugue una experiencia única y un saber literario profundo.

    Actividad 4

    Retrato de Valle-Inclán

    Imagen de Pau Audouard en Wikimedia CommonsDominio público

    Sonreí con tristeza, y hubo un momento de silencio. Sor Simona dejó la luz sobre la mesa y tornó al borde de la cama. Yo veía en la sombra las dos figuras atentas y graves.

    Comprendiendo la razón de aquel silencio, les hablé:

    —¿Será preciso amputar el brazo?

    El médico y la monja se miraron. Leí en sus ojos la sentencia, y solo pensé en la actitud que a lo adelante [sic] debía adoptar con las mujeres para hacer poética mi manquedad. ¡Quién la hubiera alcanzado en la más alta ocasión que vieron los siglos! Yo confieso que entonces más envidiaba aquella gloria al divino soldado, que la gloria de haber escrito el Quijote. Mientras cavilaba estas locuras volvió el médico a descubrirme el brazo y acabó declarando que la gangrena no consentía espera. Sor Simona le llamó con un gesto, y apartados en un extremo de la estancia los vi conferenciar en secreto. Después la monja volvió a mi cabecera:

    —Hay que tener ánimo, Marqués.

    Yo murmuré:

    —Lo tengo, Sor Simona.

    Y volvió a repetir la buena Madre:

    —¡Mucho ánimo!

    La miré fijamente y le dije:

    —¡Pobre Sor Simona, no sabe cómo anunciármelo!

    La monja guardó silencio y la vaga esperanza que yo había conservado hasta entonces huyó como un pájaro que vuela en el crepúsculo: Yo sentí que era mi alma como viejo nido abandonado. La monja susurró:

    —Es preciso tener conformidad con las desgracias que nos manda Dios.

    Alejóse con leve andar, y vino el médico a mi cabecera. Un poco receloso le dije:

    —¿Ha cortado usted muchos brazos, Doctor?

    Sonrió, afirmando con la cabeza:

    —Algunos, algunos.

    Entraban dos monjas, y se apartó para ayudarlas a disponer sobre una mesa hilas y vendajes. Yo seguía con los ojos aquellos preparativos, y experimentaba un goce amargo y cruel, dominando el femenil sentimiento de compasión que nacía en mí ante la propia desgracia. El orgullo, mi gran virtud, me sostenía. No exhalé una queja ni cuando me rajaron la carne, ni cuando separaron el hueso, ni cuando cosieron el muñón.

    R. del Valle-Inclán: Sonata de invierno.

    1. ¿Serías capaz de hacer un breve resumen del texto?

    2. Análisis sintáctico:

    En este tema, hemos estudiado las oraciones compuestas por subordinación adverbial, concretamente aquellas que hemos denominado adverbiales propias porque equivalen al adverbio en la oración simple.

    Para practicar un poco más su análisis, hemos entresacado este ejemplo del texto:

    Mientras cavilaba estas locuras, el médico volvió a descubrir mi brazo y acabó declarando que la gangrena no consentía espera.