"El sentimiento es todo. El hombre es solo el humo que nos vela la celeste llama."
Es una de mis frases favoritas. La leí en mi juventud, cuando la adolescencia comienza a dejar paso a la persona que todos llevamos dentro. Es de un extraño libro de un alemán, un tal Goethe, en una obra dialogada de 1807, con gran éxito en Europa, Fausto.
Verdaderamente, la vida y la muerte en estas cajas llenas de libros eran puro sentimiento encerrado en escritos y volúmenes desordenados por todas partes. Examinando los detalles, el alma del difunto aparecía en todos ellos. Había sido un hombre sabio y seguramente coincidiríamos en la frase del célebre autor alemán.
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