Necesitamos tener siempre una visión global del tema que vamos a investigar. Para ello, podemos empezar empleando, por ejemplos, nuestros apuntes de clase y nuestros libros de texto. En ellos, encontraremos un resumen sencillo y asequible. También podemos consultar alguna enciclopedia o diccionario enciclopédico que amplíe un poco más la información.
Sin embargo, debes tener siempre presente que este tipo de fuentes te ofrecerán, única y exclusivamente un punto de vista sobre el tema, el de la persona que escribe y, aunque el autor intente ofrecerlo de la manera más objetiva posible, es importante que nos acostumbremos a contrastar dicha información.
Por esta razón, lo lógico será completarla mediante la aportación de aquellos datos que podamos obtener a partir de periódicos, revistas y, por supuesto, aprovechar todas las posibilidades que ofrecen las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación.