Actividad 1
—El Santos, ¡cómo le da! ¡Vaya un saque que tiene el sujeto! Qué forma de meter.
—Hay que hacer por la vida, chico. Pues tú tampoco te portas malamente.
—Ni la mitad que tú. Tú es que no paras, te empleas a fondo.
—Se disfruta de verlo comer —dijo Carmen.
—¿Ah, sí? Mira esta, ¿te has dado cuenta el detalle? Y que disfruta viéndolo comer. Eso se llama una novia, ¿ves tú?
—Ya lo creo. Luego este igual no la sabe apreciar. Eso seguro.
—Pues no se encuentra todos los días una muchacha así. Desde luego, es un chollo. Tiene más suerte de la que se merece.
—Pues se merece eso y mucho más, ya está —protestó Carmen—. Tampoco me lo hagáis ahora de menos, por ensalzarme a mí. Pobrecito mío.
—¡Huyuyuy!, ¿cómo está la cosa! —se reía Sebastián—. ¿No te lo digo?
—Todos miraban riendo hacia Santos y Carmen. Dijo Santos:
—¡Bueno, hombre!