Vamos a leer este fragmento de La Celestina, en la que su autor, Fernando de Rojas, realiza una descripción de la protagonista en boca de Calixto, su enamorado.
Comienzo por sus cabellos. Las madejas del oro delgado que hilan en Arabia, más lindas son y no resplandecen menos; su longura hasta el postrero asiento de sus pies; después crinados y atados con la delgada cuerda, como ella se los pone, no ha de menester para convertir los hombres en piedras. Los ojos verdes, rasgados, las pestañas luengas, las cejas delgadas y alzadas, la nariz mediana, la boca pequeña, los labios colorados y grosezuelos, los dientes menudos y blancos, el torno del rostro poco más luengo que redondo, el pecho alto, la redondeza y forma de las pequeñas tetas. La tez lisa oscurece la nieve, la color mezclada, como ella la escogió para sí. Las manos pequeñas en mediana manera, de dulce carne acompañadas, los dedos luengos, las uñas en ellos largas y coloradas, que parecen rubíes entre perlas.
Extrae del texto los rasgos más característicos de los textos descriptivos.