Pedro Calderón de la Barca, nacido y muerto en Madrid (1600-1681), supo crear, basándose en la técnica de Lope de Vega, un sistema dramático personal que refleja plenamente las características del estilo barroco.

A lo veintitrés años estrenó sus primeras comedias, situación que llevó a Lope a elogiarlo. Al morir éste, Felipe IV le puso al cargo del teatro de palacio, y le concedió el hábito de Santiago. Ya escritor glorioso, a sus cincuenta y un años se ordena sacerdote y se retira a Toledo. El rey lo volvió a llamar y lo nombró capellán de honor.

La vida de Calderón contrasta con la de Lope de Vega. Salvo algún lance de juventud, poco se documenta sobre él. Y aunque fuese uno de sus seguidores más importantes, frente a la aparente improvisación y vitalidad de Lope, Calderón escribe de un modo mucho más reflexivo.

Calderón se consagró exclusivamente al teatro. Se conservan más de 120 comedias, 80 autos sacramentales y una veintena de piezas menores (entremeses, loas...).

Se distinguen dos épocas en su obra:

• En la primera época -hasta los cuarenta años aproximadamente-, siguió de cerca el modelo de la comedia lopesca.
• En su segunda época, mantiene la fórmula lopesca, pero la trabaja con mayor cuidado y detalles. También cuida más su forma y se acentúa su barroquismo.

La variedad temática de su obra dificulta el establecimiento de una clasificación. No obstante, su producción se puede dividir en:

• Dramas de honor:

Destaca  El alcalde de Zalamea, sin duda una de las obras cumbres de su teatro.

• Comedias:

Dentro de este grupo, podemos mencionar las comedias de enredo, como La dama duende y Casa de dos puertas mala es de guardar.

• Tragedias:

Se caracterizan por su densidad ideológica y sus grandes aciertos expresivos. Por un lado, existen tragedias que expresan el conflicto entre la libertad y el destino, como Los cabellos de Absalón o La cisma de Inglaterra; por otro, hallamos las tragedias que plantean un conflicto de honor, entre las que destaca La vida es sueño, tanto por su maestría como por el lirismo de sus monólogos.

• Autos sacramentales:

Calderón logró darle a este género su forma definitiva. Los autos sacramentales son representaciones teatrales de temática religiosa que se celebraban durante la festividad el Corpus. Destaca en ellos la perfecta fusión de ideas teológicas con artificios literarios. Son obras de un solo acto y en verso, con personajes alegóricos (el Pecado, la Idolatría... Los principales autos de Calderón son El gran teatro del mundo, la cena del rey Baltasar  y La vida es sueño. 

En lo que se refiere al estilo, el lenguaje de Calderón es mucho más artificioso que el de Lope y se advierten tanto usos culteranistas como conceptistas. Estos recursos afectan tanto a la forma (utilización de diversos recursos estilísticos como metáforas, hipérbatos, paralelismos...) como al contenido (asociación de ideas, opuestos...). En el teatro de Calderón es asimismo común la utilización tanto de símbolos como de la alegoría.En sus piezas se mezclan, asimismo, tragedia y comedia, de tal manera que, incluso en sus obras trágicas, pueden identificarse momentos que sirven de contrapunto a los temas trágicos que se exponen.

En el teatro de Calderón, se anticipa, además, el enfrentamiento entre fe y razón, que se desarrollará durante el siglo XVIII.