La novela
El siglo XVIII se ha llegada a conocer en España como el siglo sin novela debido, principalmente, a tres razones:
- El estilo cultivado en el Barroco seguía influyendo a los escritores de la época, lo que dificultaba la renovación.
- Las novelas tenían una clara función didáctica que condicionaba toda su estructura narrativa.
- La censura se mostraba implacable con aquellos textos susceptibles de atentar contra la moral y las buenas costumbres.
Desde el punto de vista estilístico, la literatura de la Ilustración presenta tres etapas bien diferenciadas. La primera mitad del siglo alumbra novelas enfocadas al público burgués. Son obras poco innovadoras que imitaban los modelos exitosos del pasado, como la novela picaresca o los rasgos referenciales de las obras de Cervantes. El objetivo era presentar una literatura de evasión, amena, útil y amable.
Sin embargo, a partir de 1750, una serie de lectores mostraron gran interés por la narrativa de ficción. Este hecho propició una novedad inesperada: la traducción de obras extranjeras, que gozaron de una enorme popularidad entre los lectores. Gracias a esta serendipia, los traductores fueron ganando en relevancia y comenzaron a especializarse, lo que sin duda mitigó la escasez de producción de obras nacionales.
La novela sentimental y educativa será fundamental en los últimos años del siglo gracias a la influencia de autores como Rousseau, quienes plantean un nuevo modelo de ideas fundamentadas en la racionalidad. En este caso, la formación moral adquiere una gran importancia y es esta la esencia que se intentará captar en unas obras enfocadas, principalmente, a los lectores más jóvenes.
En las siguientes secciones se analizará a uno de los autores más relevantes de cada periodo.