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A poco que hayamos leído el tema anterior, sabremos que el fragmento que comentamos proviene de una obra titulada Tragicomedia de Calisto y Melibea, también conocida como La Celestina, de su tercer acto en concreto, escrita por Fernando de Rojas y enmarcada históricamente en lo que se llamó "comedia humanística", un tipo de diálogo escrito para la lectura y la reflexión más que para la escena. Además, la complejidad de espacios y de tiempos en los que sucede el argumento y de personajes hacía prácticamente imposible su representación en la España del siglo XV.
El fragmento pertenece a una conversación entre Celestina y Melibea. Celestina es la vieja alcahueta enviada por Calisto, protagonista masculino de la obra, para tratar de engatusar a la joven Melibea, ya que esta ha rechazado los requerimientos amorosos del muchacho. La conversación se centra en los efectos del paso del tiempo en las personas, su envejecimiento y decrepitud, pues a Celestina le interesa convencer a Melibea de que aproveche su juventud y disfrute de los placeres del amor.
El asunto pertenece a una larga tradición tópica occidental reflejada en los temas del carpe diem (aprovecha el presente) de Horacio, transpuesto en el collige, virgo, rosas (coge, doncella, las rosas) de Ausonio o el fugit irreparabile tempus (el tiempo pasa) de Virgilio.
Esto es, se trata de una preocupación existencial según la cual se invita al ser humano al disfrute material de los placeres mundanos, dado que la muerte nos espera como una realidad inexorable.