El siglo XVIII abre una etapa de grandes transformaciones sociales, políticas y filosóficas con dos epicentros clave: Inglaterra, donde las reformas van calando lenta pero irreversiblemente gracias a los cambios asentados en la etapa histórica anterior, y Francia, donde el poder de la burguesía es tan grande como la resistencia del régimen al que trata de derrocar, lo que implica que haya que recurrir a la revolución para modificar las viejas estructuras de poder. Además, los cambios fructificaron gracias a la erradicación de las grandes epidemias y de un desarrollo comercial e industrial que prosperó en diversos sectores productivos, incluido el agrícola.
A medida que el siglo avanza se asientan nuevas formas políticas, artísticas y de pensamiento: la Ilustración, el Despotismo Ilustrado y el Neoclasicismo.
La Ilustración
El espíritu de la Ilustración se resume perfectamente en el lema adoptado por Kant en ¿Qué es la Ilustración?, publicado en 1784: Sapere aude!, o lo que es lo mismo, "¡Atrévete a pensar!". Su fuerza reside en liberar al ser humano para que use la inteligencia por sí mismo. Esta libertad de pensamiento comenzó en Inglaterra, aunque su repercusión alcanzó al conjunto de Europa, siendo Francia la nación más determinante a la hora de difundir las doctrinas que tuvieran a la razón y al conocimiento originado desde la experiencia como base. Las minorías exigían cambios profundos para desterrar las falsas creencias y estaban dispuestas a dinamitar las estructuras del antiguo régimen.
Una de las transformaciones más radicales se produjo en el método científico. Gracias a Isaac Newton nace la ciencia moderna, basada en la observación, en la experimentación y en la presentación de leyes que explican las características de la realidad y su funcionamiento. Dicho de otra forma: si una afirmación no se puede comprobar siguiendo este método, no se dará por válida, independientemente de quien la formule.
Las ciencias humanas no quedan al margen de esta ola de cambio racionalista. Gracias al filósofo John Locke, el método de Newton se aplicará al ámbito de la moral, de la economía o de la política. Para que sea relevante, el saber deberá llegar mediante la observación y el descubrimiento. Adam Smith también realiza valiosas aportaciones en el campo de la economía. Una de sus teorías más famosas es la del "principio del egoísmo" como motor económico. Las personas buscarán por encima de todo producir riqueza para satisfacer sus propios deseos. Ante esta visión, Smith propone dividir el trabajo para que este sea la fuente principal de la riqueza de una nación. El ámbito religioso tampoco escapará a las reformas, aunque, debido al poder ejercido por el antiguo régimen, el culto a la razón tiene resultados muy virulentos.
En 1751, se inicia una labor titánica: recoger por escrito el espíritu racionalista y progresista de la Ilustración. Así comienza su andadura La Enciclopedia, impulsada por el escritor y filósofo francés Dennis Diderot y el matemático D'Alambert. La obra constaba de 28 volúmenes y recogía el saber de la ciencia experimental, las técnicas y oficios, la religión, el orden social y la política. En su redacción se involucraron numerosas personas que tuvieron que salvar sus diferencias priorizando algo por encima de todo: el conocimiento es progreso y como tal ha de ser divulgado. Tras hacer frente a numerosos obstáculos, en 1772 se dio por finalizado el trabajo que, sin duda, fue determinante para iniciar la revolución de 1789.
El Despotismo Ilustrado
El Despotismo Ilustrado es la teoría política más característica del siglo XVIII. En esta época, el rey sigue siendo la pieza clave en una estructura social altamente jerarquizada. El absolutismo monárquico organiza a una sociedad clasista, concebida como una rígida pirámide con estamentos separados entre sí. Ante esta visión se abre paso una nueva forma de organización que valora la eficacia y donde las cualidades burguesas del trabajo se sitúan en primer plano.
¿Dónde radica el éxito del Despotismo Ilustrado? En mantener la jerarquía del estatus nobiliario mientras se impulsaba el desarrollo de la burguesía. Para lograr este equilibrio era indispensable acelerar el progreso económico y cultural de la sociedad a través del fomento de la instrucción. Esta era la receta para poder aumentar el bienestar de los ciudadanos.
El Neoclasicismo
En lo referente al apartado artístico, el Neoclasicismo constituye una reacción contra los planteamientos del último Barroco. Si el Barroco se caracteriza por una libertad creativa desmedida y recargada, el Neoclasicismo propone líneas austeras, sencillas y claras. Ante esta realidad hay una intención evidente: volver a los modelos clásicos, más moderados y sobrios, donde el equilibrio y la búsqueda de la practicidad sean esenciales en su desarrollo. Este aspecto se puede observar, por ejemplo, en el campo de la arquitectura. El XVIII es un siglo de expansión demográfica, por lo que, si se quiere facilitar la vida a las personas, se deberá cuidar la estética al mismo tiempo que la utilidad práctica de los edificios.
Si en cuestiones sociales, económicas y políticas la ola de cambio es imparable, en el ámbito artístico hay más diversidad de estilos. Hay consenso en considerar el Neoclasicismo como la forma de expresión artística del Despotismo Ilustrado, a pesar de que el siglo XVIII acoge a otras manifestaciones influenciadas por épocas pasadas o con otras que anticipaban lo que estaría por llegar. Otras movimientos artísticos del siglo XVIII son el Posbarroco, el Rococó y el Prerromanticismo.
Lee atentamente un fragmento de esta columna de opinión escrita por José Antonio Pérez Ledo y contesta a las siguientes preguntas:
Newton y los mojigatos
Atravesamos una época de oscuridad. Hace tiempo que los intelectuales, reducidos a objeto de burla, fueron sustituidos por expertos en el debate público, igual que los expertos son ahora sustituidos por influencers. La mentira se difunde hoy más rápido que la verdad, y tiene el mismo impacto que los hechos demostrados. El gran arte es considerado obsceno, inadecuado, tóxico. Se censuran cuadros, películas y libros en una suerte de reedición del Index librorum prohibitorum. Como en el Antiguo Régimen, las autoridades se rinden a los caprichos de los guardianes de la moral, los vigilantes de lo correcto. Las hogueras vuelven a iluminar las ciudades.
El sistema de valores neoconservador se impone en la batalla de las ideas, convenciendo a la sociedad de que solo lo económicamente útil merece sobrevivir. Solo lo rentable importa. Así, se arranca la filosofía de las aulas y la cultura de la agenda. ¿De qué sirve Sócrates, Kant o Heidegger? ¿De qué sirve Klimt, Schubert o Joyce?
Las nuevas tendencias pedagógicas, germinadas en ese caldo de cultivo, animan a rechazar los libros y a primar los sentimientos y las capacidades de los niños y las niñas. ¿Para qué leer cuando todo lo que merece ser recordado está al alcance de un clic, convenientemente indexado por una empresa de California?
¿Por qué compara el autor la situación social actual con la época de Newton? ¿Encuentras algún paralelismo?
En el texto aparecen referenciados una serie de intelectuales: Sócrates, Kant, Heidegger, Klimt, Schubert y Joyce. ¿A qué disciplina artística pertenece cada uno y quiénes desarrollaron su obra a lo largo del siglo XVIII?
En el siglo XVIII, muchas personas no tenían la oportunidad de poder instruirse. Tres siglos después, la situación ha cambiado por completo, pero el autor del artículo se muestra escéptico con el papel que debe jugar hoy la escuela. ¿Qué evidencias encuentras en el texto al respecto?
Actividad 3
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Observa las letras que contienen una palabra oculta (no son todas las del abecedario), identifícalas y rellena las palabras que faltan.