1.1.4. Mejorar la expresión
A menudo ocurre que trasladamos al texto escrito expresiones, palabras y procedimientos discursivos propios de un contexto oral informal. Resulta especialmente grave si estamos redactando un texto de ámbito formal (por ejemplo, una prueba o examen). La variedad escrita guarda sus normas. Aquí tienes algunos aspectos a los que prestar atención.
- Fórmulas de inicio propias de la lengua oral que deben evitarse en la escrita (incluso si estamos respondiendo a una pregunta previa):
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- Uso de términos y giros coloquiales:
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- Empleo coloquial de la segunda persona para expresar impersonalidad o generalidad:
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Cuando se habla de vulgarismos no nos referimos al uso de términos malsonantes o de mal gusto, sino a la presencia de palabras y expresiones que son incorrectas desde el punto de vista fonético, morfológico o sintáctico debido a la ignorancia de la norma por parte del hablante. Es frecuente que los vulgarismos se "cuelen" en los registros formales e incluso pueden terminar por triunfar. Por eso debes ser consciente de los más frecuentes para localizarlos y evitarlos.
En otros apartados hemos tratado sobre determinados usos que en realidad son ejemplos de vulgarismo, tales como el dequeísmo. Vamos a insistir ahora en los que más aparecen en trabajos y exámenes:
- Mal uso de los comparativos y superlativos: *muy óptimo (óptimo ya indica el grado superlativo por sí mismo), *más mayor ( mayor ya es un comparativo y no necesita otro refuerzo).
- Uso del infinitivo con valor imperativo: *Fijaros en el texto por Fijaos en el texto.
- Uso incorrecto del verbo haber (concordado en persona y número) en oraciones impersonales: *Hubieron muchos escritores en ese periodo, en lugar de Hubo muchos escritores (la impersonalidad se marca con el uso de la tercera persona del singular).
- Falsas formas posesivas con adverbios: *detrás suyo o *delante nuestro por detrás de él o delante de nosotros.
- Uso del incorrecto giro intensivo *contra más en lugar del correcto cuanto más ("Cuanto más avanza el siglo, más aumenta el malestar de los pensadores").
- Malos usos del determinante indefinido cualquier/cualquiera: *Cualquiera que sean sus razones en lugar de Cualesquiera que sean sus razones o *cualquiera cosa por cualquier cosa.
Las palabras comodín o palabras-baúl son términos de significado tan amplio que a menudo se utilizan sustituyendo al que sería mucho más preciso. Empobrecen, por tanto, la expresión.
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Entre las palabras que tienen su origen en otras lenguas y se incorporan al uso de la nuestra, debemos distinguir entre préstamos, incorporados al vocabulario propio y adaptados en su escritura y pronunciación, y extranjerismos, que se mantienen sin ninguna variación. Entre estos últimos, algunos son necesarios porque nuestro idioma no dispone de otra palabra para designar la realidad o concepto al que se refieren (pizza, jazz...); otros, en cambio, son prescindibles porque no aportan nada, pues el español ya dispone de un término adecuado (parking por aparcamiento o consulting por consultoría). Estos últimos son los que deberías evitar: feeling (por sentimiento), kit (por equipo), show (por espectáculo o gala), etc.
Pero a veces del extranjerismo no es simplemente una palabra, sino que se "copian" expresiones enteras que no son propias de la morfosintaxis del español. Muchas de ellas se han incorporado de tal forma al uso habitual que ya cuesta reconocerlas como "intrusas". Veamos algunas:
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A menudo se recurre a expresiones directamente en latín (cultismos) para procurar enriquecer la expresión. Muchas se han hecho comunes en el habla cotidiana. Pero tienes que tener cuidado: si decides utilizar una frase o expresión latina debes hacerlo justamente en latín. Si se adapta o modifica, el cultismo deja de tener sentido. Veamos algunos ejemplos de mal uso:
Incorrecto | Correcto |
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Grosso modo, se observan dos partes en el texto. |
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Lo hizo motu proprio, sin contar con nadie. |
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Es una ley contra naturam. |
Aunque te parezca mentira, hasta esta palabra tan usual (procede del latín et cetera, que significa "y el resto", "y lo demás") también se puede ver mal usada. Fíjate en estos dos detalles:
- Solo se usa para sustituir miembros de una enumeración que se sobreentienden, pero siempre que de verdad haya una enumeración. Sería inadecuado escribir, por ejemplo, "El texto trata de las circunstancias políticas, etc. del norte de África" y sí sería correcto "El texto trata de las circustancias políticas, sociales, económicas, culturales, etc. del norte de África". En cualquier caso, siempre será preferible no abusar y recurrir a expresiones como "y otras".
- Su escritura correcta es "etcétera" (no *"ecétera") o con la abreviatura "etc." (nunca *"ect" o *etc", sin punto)
Emplear impropiamente una palabra o frase implica hacerlo con un sentido que no es el que le corresponde en su contexto. Ocurre por desconocimiento (falta de un vocabulario preciso) o por similitud entre palabras. Veamos algunos casos de usos impropios que te pueden hacer reflexionar.
Evítalo |
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La redundancia consiste en emplear dos expresiones o palabras cuyo significado es similar o en el que el significado de una solapa al de la otra. Esto hace que una de las dos sea innecesaria. Es fácil que todos caigamos en este vicio de expresión, que siempre resulta un exceso.
Incorrecto | Correcto |
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El autor reitera (o vuelve a exponer) su postura. |
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Hay que prever los problemas. |
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Mi opinión es que... |
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El autor resume su argumento. |