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Historia inicial

Imagen en Wikimedia Commons de Andy C. Licencia CC

La biblioteca personal de María va avanzando gracias a las adivinanzas y pistas que le propone su amigo Juan. Ha aprendido a indagar en internet y a buscar información y lecturas en la biblioteca de su barrio; y en la visita que hicieron a "La Feria del libro antiguo y de ocasión" compraron un montón de libros a muy buen precio. Después pasaron toda la tarde en una cafetería comentando algunos de ellos. Cuando estaban charlando, María se fijó en un letrero que ponía "Lugar de liberación de libros: BOOKCROSSING" y le preguntó a su amigo en qué consistía aquello.

Juan se lo explicó con todo detalle:

-Se denomina bookcrossing a la práctica de dejar libros en lugares, generalmente públicos, para que los recojan otros lectores. Se habla de "liberar libros" porque los lectores los comparten dejándolos "en la jungla de la ciudad" para que personas desconocidas e interesadas en la lectura los encuentren y, después de leerlos, hagan lo mismo. Claro que todo esto no es totalmente espontáneo, ya que existen páginas web de bookcrossing, como http://www.bookcrossing-spain.com , donde te proporcionan un número de identificación que habrás de anotar en el libro que deseas liberar. La persona que lo encuentra lo notifica a la web, escribe un breve comentario y lo vuelve a dejar en el mismo lugar o en otro; de ese modo se puede seguir la pista a los libros liberados y se comparten opiniones sobre las lecturas.

-¿Y hay que pagar algo para pertenecer a este tipo de redes?- preguntó María.

-No, generalmente es gratuito, aunque a veces las páginas web admiten donaciones voluntarias para su mantenimiento -le aclaró Juan-. A veces también hay medios de comunicación, centros culturales o escolares que organizan jornadas de bookcrossing.

-¿Y qué tipo de libros se liberan? -volvió a preguntar María con curiosidad.

-En general, los participantes en bookcrossing eligen libros que les hayan gustado especialmente, pero se puede poner en circulación cualquier lectura. Seguro que cuando resuelvas las nuevas adivinanzas que te voy a proponer descubres alguna lectura que te gustaría compartir. ¡Esta misma noche te las envío!

Efectivamente, cuando esa noche consultó la bandeja de entrada de su correo electrónico, María pudo leer el tercer mensaje con las adivinanzas que Juan había inventado: