Allen Ginsberg y Bob Dylan. Imagen de Elsa Dorfman en |
Durante la segunda mitad del siglo XX, el género lírico se caracteriza por la absoluta libertad de formas, la incorporación de todo tipo de temas y la singularidad de poetas inscritos en reconocidas tradiciones literarias, junto a otros que pertenecen a otras tradiciones o que escriben en lenguas minoritarias.
Aunque la mayoría de los autores imprimen un sello personalísimo a su evolución poética, se podrían establecer las siguientes líneas generales:
- Poesía neovanguardista. La revitalización de algunas vanguardias históricas produce tendencias como el neosurrealismo francés (René Char, Yves Bonnefoy) o el neoexpresionismo alemán (Paul Celan).
- Poesía hermética. El hermetismo, que se había fraguado en Italia durante el período de entreguerras, se caracteriza por la búsqueda de la esencialidad y el rechazo a la retórica del fascismo (Eugenio Montale, Giuseppe Ungaretti).
- Poesía posmodernista. Como un doble movimiento de rechazo y continuidad del "imagismo" anglosajón y en el marco de la cultura de la posmodernidad, destaca la poesía posmodernista en habla inglesa (W. H. Auden, Philip Larkin).
- Poesía comprometida. En Italia, el neorrealismo se caracterizó por el compromiso social (Cesare Pavese, Salvatore Quasimodo). Pero la poesía comprometida adquiere diferentes orientaciones: contra el capitalismo imperante ("generación beat"), en defensa de la 'negritud' (Léopold Sédar Senghor), etc.
- Poesía contracultural. El movimiento beat estadounidense rechazó todo convencionalismo, que identificaba con los valores burgueses, primó la intuición como medio de creación literaria y repudió el formalismo (Allen Ginsberg). En el rechazo a las normas se inscriben también formas poéticas que combinan diversos códigos o que llevan al límite la experimentación, como la poesía visual, la videopoesía o la poesía fónica, que podrían enmarcarse en la "transvanguardia".