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Arlequín, por Maurice Sand. Imagen de Luigi Chiesa en Wikimedia commons . Dominio público |
En el siglo XVI, en Italia se da un teatro culto en lengua italiana cuyas dos figuras claves son Ariosto (1474-1533), que escribe varias comedias con influencia de Terencio, y Maquiavelo (1469-1527), cuya obra La mandrágora es la comedia más importante del teatro italiano de la época.
Junto a ellos se producen comedias de enredo, cuyos orígenes están también en Plauto y Terencio, a los que se añade el influjo de los novellieri, autores de relatos breves. Aquí los argumentos se basan en malentendidos, confusiones entre personajes, naufragios, secuestros, etc. Son más bien una diversión palaciega, pero se difundieron por toda Europa y proporcionaron material dramático a autores como Shakespeare o Molière.
No obstante, la aportación italiana más significativa a la historia del teatro, que triunfa en los siglos XVI y XVII, es la Comedia del Arte.
No se conocen con certeza sus orígenes, ya que se carece de documentación suficiente. Tres son las hipótesis que se suelen señalar al respecto:
- En primer lugar se indica que se trataría de una evolución de las formas más populares del teatro latino, la fabula atelana, caracterizada por la improvisación en torno a una serie de personajes con caracteres fijos.
- También se apunta al elemento carnavalesco; en este sentido, las máscaras sugerirían la procedencia de la fiesta de Carnaval.
- Por último, algunos piensan que vendría de una simple transformación de la comedia latina; esto es, una vulgarización de la comedia de Plauto y Terencio.
La intención fundamental en este tipo de teatro es la de provocar la risa del público mediante un enredo amoroso. Además, es frecuente que en estas obras aparezcan ciertas dosis de sátira social y política.
Se suele decir que el rasgo más significativo de estas representaciones es la inexistencia de diálogos escritos; sin embargo, los actores de la "commedia dell'arte" improvisaban sobre esquemas o argumentos predeterminados en los "canovacci" o "scenari" que eran una especie de guiones de acciones, algunos muy elementales, que servían de base para la puesta en escena de las obras de las compañías de la Comedia del Arte. En ellos aparecían los temas básicos para desarrollar en la obra, que variaban de pueblo en pueblo. Estos papeles eran colocados detrás de la escenografía donde todos los actores podían leer el asunto de la obra; luego ellos la desarrollaban.
Como parte de este estímulo a la acción teatral surgieron los famosos "lazzis": escenas más o menos breves, siempre en tono humorístico y jocoso, que con o sin palabras se improvisaban en momentos determinados; contenían recursos propios del actor: cantos, acrobacias o determinadas expresiones corporales. Estos elementos proporcionaban un gran dinamismo a las representaciones, con abundantes entradas y salidas, caídas, golpes, equívocos y engaños.