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Sátira del suicidio romántico, por Leonardo Alenza. Imagen en Wikimedia Commons .Dominio público |
Desde finales del siglo XVIII, en el seno del temprano movimiento alemán Sturm und Drang (‘Tempestad y empuje'), el teatro se convirtió en un instrumento para cuestionar los principios del Neoclasicismo y defender los ideales románticos: sentimientos frente a razón, personajes rebeldes frente a personajes convencionales, inspiración y libertad creadora frente a normativa clásica o intención de conmover frente a finalidad didáctica... Por eso rechazan el teatro burgués ligado a los ideales de la Ilustración y recuperan como modelos dramáticos las obras de autores de los siglos XVI y XVII: William Shakespeare, Lope de Vega o Calderón de la Barca.
Los principales rasgos del teatro romántico son los siguientes:
- Los temas se conforman en torno a principios románticos fundamentales como la libertad, la justicia, el amor o el destino.
- El personaje protagonista encarna los principales ideales románticos: valentía, rebeldía, nobleza de espíritu... Con frecuencia es un ser marginado o automarginado.
- Rechazo de las reglas clásicas (lugar, tiempo, acción) en favor del dinamismo: la acción dramática: se desarrolla en diversos lugares, los períodos temporales entre los actos pueden ser largos y pueden darse acciones paralelas (aunque suelen confluir en la principal).
- Frecuentes golpes de efecto en la progresión de la acción: anagnórisis, duelos, suicidios...
- Mezcla de lo trágico y lo cómico.
- Abundancia de escenas nocturnas y escenografía espectacular: ruinas, castillos, naturaleza embravecida...
- Lenguaje un tanto histriónico y declamatorio con muchos recursos propios del estilo retórico (exclamaciones, interjecciones, interrogaciones retóricas, apóstrofes...).
Los dramaturgos más destacados son Friedrich Schiller y Johann Wolfgang Goethe en Alemania, Víctor Hugo en Francia y Ángel Saavedra, el duque de Rivas, En España.