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La comedia nueva al estilo clásico

Consulta el muro de investigación en Padlet sobre el teatro hispánico y europeo. Complétalo con referencias a la comedia cortesana de los siglos XVI y XVII.

Procura que los añadidos sean realmente útiles, después de revisar sus contenidos y comentarlos con una breve nota.

1. La rivalidad entre Cervantes y Lope de Vega

Duración:
30 min
Agrupamiento:
Cinco equipos

El equipo IMAGINACIÓN dirige esta sesión y asesora a los demás grupos.

1. La ilusión de Cervantes.

La ilusión de Cervantes por convertirse en dramaturgo es comparable a la de Don Quijote por demostrar sus dotes como caballero andante. 

Así lo representa un capítulo de la serie El Ministerio del Tiempo, que ya conocéis: "Tiempo de hidalgos". También se reconstruye maravillosamente el contexto histórico-biográfico en la TV movie Cervantes contra Lope. Quien terminó convirtiéndose en renovador e inventor del teatro barroco en España fue Lope, el acuñador del concepto Comedia nueva, cuya senda siguieron otros muchos autores y también varias autoras.

Por su parte, Cervantes cultivó el teatro popular, como acabamos de ver, de forma libérrima: los entremeses, pero con los ojos puestos en la comedia griega (Aristófanes) y latina (Plauto). En todo los demás, quiso seguir las reglas de la preceptiva clasicista sobre los géneros teatrales; y, sobre todo, promover una cultura humanista en sus obras serias, ya fuera la tragedia Numancia o las comedias, así llamadas por cesión a la corriente creada por Lope de Vega, aunque fueran auténticos dramas. 

2. La novedad de Lope.

¿Qué tiene de nueva la comedia de Lope con respecto a las reglas aristotélicas del teatro? Lee el siguiente fragmento, antes de contestar:

No hay que advertir que pase en el período

de un sol, aunque es consejo de Aristóteles,

porque ya le perdimos el respeto

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cuando mezclamos la sentencia trágica

a la humildad de la bajeza cómica;

pase en el menos tiempo que ser pueda,

si no es cuando el poeta escriba historia

en que hayan de pasar algunos años,

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que éstos podrá poner en las distancias

de los dos actos, o, si fuere fuerza,

hacer algún camino una figura,

cosa que tanto ofende a quien lo entiende,

pero no vaya a verlas quien se ofende.

Lope de Vega, Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, 187-199.

3. El público de los corrales de comedias.

¿Por qué crees que las comedias al estilo de Lope disfrutaron del favor del público en los corrales de comedias?

Corral de comedias
Antonio Leyva. Corral de comedias de Almagro (CC BY-SA)

2. Las mujeres dramaturgas

Duración:
60 min
Agrupamiento:
Cinco equipos

El equipo HETERODOXIA dirige la sesión.

Relevancia actual de las escritoras.

En este nuestro siglo XXI, las pocas dramaturgas del Siglo de Oro de quienes se conservan textos han adquirido una relevancia acorde con la calidad y la actualidad de sus obras, en la medida que representaron a las mujeres como protagonistas, cuestionaron los estereotipos de género y trataron los tópicos de forma crítica.

Como estamos descubriendo y denunciando desde la fase inicial del proyecto, las mujeres escritoras tuvieron que enfrentarse, por el mero hecho de ser mujeres y atreverse a escribir, una condena automática por las autoridades religiosas y literarias que les habían vedado tanto la lectura como el uso de la palabra en cualquier otro tema que no fueran los llamados "libros de devoción".

María de Zayas

María de Zayas, además de novelista, fue autora de la comedia La traición en la amistad (1617-1622), en la que Marcia, protagonista, se enamora por primera vez y, después de ser burlada por su amiga Fenisa y por su amado Liseo, se alía con Belisa y Laura, sus ayudantes en la trama, con el propósito de vengarse de ambos libertinos y dar ejemplo de honradez a los hombres, casándose con su fiel enamorado Gerardo. 

En defensa de la autoría femenina, declara en el prólogo a sus Novelas:

"Quién duda (...) que habrá muchos que atribuyan a locura esta virtuosa osadía de sacar a luz mis borrones, siendo mujer, que en opinión de algunos necios es lo mismo que una cosa incapaz (... Sin embargo), ¿qué razón hay para que ellos sean sabios y presuman que nosotras no podemos serlo? Esto no tiene a mi parecer más respuesta que su impiedad o tiranía en encerrarnos y no darnos maestros. Y así, la verdadera causa de no ser las mujeres doctas, no es defecto del caudal, sino falta de aplicación, porque si en nuestra crianza, como nos ponen el cambray en las almohadillas y los dibujos en el bastidor, nos dieran libros y preceptores, fuéramos tan aptas para los puestos y para las cátedras como los hombres (...)" María de Zayas, "Al que leyere", Novelas amorosas y ejemplares (1637).

Adaptaciones contemporáneas:

Ana Caro Mallén

Ana Caro Mallén, escritora que vivió de su oficio, compuso dos comedias, de las cuales la más atractiva por su elaboración literaria es Valor, agravio y mujer. La protagonista, Leonor, se disfraza de hombre (Leonardo) para vengarse del Don Juan que le ha robado su honor, al que pone en evidencia espada en mano y obliga a devolvérselo muriendo o por medio del matrimonio, como dictaba la moral de la época. Sin embargo, su otra obra conservada, El conde Partinuplés, ha sido puesta en escena recientemente por el hecho de presentar a una mujer, la emperadora Rosaura, como figura de autoridad, y burlarse finamente del conde: el héroe caballeresco de la leyenda en que basa la obra.

En defensa de la autoría femenina, hace decir lo siguiente a los dos "graciosos" (los personajes cómicos de Tomillo y Ribete, criados de los protagonistas):

TOMILLO: No hay tanto bien por acá. / ¿De dónde sois?

RIBETE: De Madrid.

TOMILLO: ¿Cuándo vinisteis de allá?

RIBETE: ¡Bravo chasco! Habrá seis meses [que hemos llegado hasta acá.]

TOMILLO: ¿Qué hay en el lugar de nuevo?

RIBETE: Ya es todo muy viejo allá; / sólo en esto de poetas / hay notable novedad / por innumerables, tanto / que aun quieren poetizar / las mujeres, y se atreven / a hacer comedias ya.

TOMILLO: ¡Válgame Dios! Pues, / ¿no fuera mejor coser e hilar? / ¡Mujeres poetas!

RIBETE: Sí; / mas no es nuevo, pues están / Argentaria, Safo, Areta, / Blesilla, y más de un millar / de modernas, que hoy a Italia / lustre soberano dan, / disculpando la osadía / de su nueva vanidad.

TOMILLO: Y decidme...

RIBETE: ¡Voto a Cristo, / que eso es mucho preguntar!

Ana Caro Mallén, Valor, agravio y mujer, Jornada II, 1160-1184.

Adaptaciones contemporáneas:

Ángela de Acevedo

Ángela de Acevedo (o Azevedo) escribió dos comedias de argumento religioso: Dicha y desdicha del juego..., donde interviene la Virgen salvando al protagonista; La Margarita del Tajo que dio nombre a Santarem, dedicada a Santa Irene. Además, fue autora de la comedia de enredo El muerto disimulado (1682), protagonizada por dos hermanos, Lisarda y Clarindo, que se disfrazan, una de hombre (Lisarda-Lisardo) y otro de mujer (Clarindo-Clara): la una para vengarse del supuesto asesino de su hermano, del cual se enamora; el otro, el hermano difunto que no había muerto, para recuperar a su amada Jacinta.

En defensa de su autoría:

"Como testimonio de esa conciencia de la escritura y del conflicto que, en el caso de la mujer, iba aparejado a ella, quedan también las alusiones a la propia obra, muy frecuentes en el caso de Ángela de Acevedo, que la autora hace por medio del recurso al comentario metateatral, puesto en boca de sus personajes (...) En El muerto disimulado Lisarda inquiere al público: “¿En qué comedia se han visto/ más extrañas novedades,/ ni enredos más excesivos” (p. 44); mientras Dorotea, en la misma obra, desafía al público a que adivine la salida a tanto enredo: “Yo apuesto que en hora y media/ nadie (según lo imagino) / ha de dar en el camino, / que lleva aquesta comedia” (p. 8). Por otro lado, en Dicha y desdicha, por boca de Rosela, se induce al espectador a enjuiciar elogiosamente una escena al advertir: “¡Que no hay comedia que traiga / semejante paso escrito!" (p.32). Mientras en La margarita del Tajo, por boca del criado, se alaba la jornada que está a punto de finalizar: “fue muy buena esta jornada” (p. 20)". Teresa Ferrer Valls (2006), "Decir entre versos: Ángela de Acevedo y la escritura femenina en los Siglos de Oro". Entresiglos, Universitat de València.

Adaptaciones contemporáneas:

A falta de una representación disponible en Internet, bien puede servir que el grupo elija la escena y que la escenifique del mejor modo posible, para captar una foto.

Leonor de la Cueva

Leonor de la Cueva, creadora de la comedia La firmeza en el ausencia (1640-1660), defiende la causa de las mujeres frente a quienes las tachaban de seres volubles y sin racionalidad. La protagonista, Armesinda, demuestra su fuerza y su fidelidad a Don Juan, enviado por el rey a la guerra para intentar apoderarse de su amada; lo cual no consigue.

La única edición en línea disponible del texto impreso es la de Manuel Serrano y Sanz (1903): Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas, pp. 302-328.

Adaptaciones contemporáneas:

Feliciana Enríquez de Guzmán

Feliciana Enríquez de Guzmán, poeta y dramaturga, dedicó buena parte de su vida a escribir una obra basada en las reglas del teatro clásico: Tragicomedia de los jardines y campos sabeos (1623), de la cual se han puesto en escena varias veces, separadamente, los entreactos cómicos en prosa (de la primera parte de la Tragicomedia), protagonizados por las tres Gracias mohosas, quienes acaban casándose, después de un torneo burlón y absurdo, con sus seis grotescos pretendientes, pero no por parejas, sino a la vez y "por semanas".

En defensa de su autoría, escribe:

"Sepades que en el dicho nuestro Consejo Real de Poesía, ante las dichas nueve infantas, nuestras musas y oidoras, se presentó una simple querella y demanda por parte de los poetas cómicos de España, juntamente con la tragicomedia intitulada Los jardines y campos sabeos, que en la ciudad de Hércules mi hermano, sacada de zanjas por Híspalo su hijo y de su nombre Híspalis llamada, se había compuesto por una que decía ser descendiente de Maya, hija de Atlante, rey de las Españas, por la cual se querellaron de ella y le pusieron demanda, diciendo que, siendo mujer y no pudiendo hablar entre poetas, había tenido atrevimiento de componer la dicha Tragicomedia y dejádose decir en ella que había sido la primera que con toda propiedad y rigor había imitado a los cómicos antiguos y guardado su arte poética (...) Y por nuestras musas vista la dicha querella y demanda, mandaron dar traslado a la parte, la cual por su petición, que ante ellas presentó, dijo que la dicha querella y demanda no procedía por lo general y lo que de ella resultaba (...) porque si ella era mujer, también lo eran nuestras carísimas hermanas las nueve Musas (...) Y también fueron insignes en buenas letras la dignísima marquesa de Cenete, la celebrada Isabela Joya de Barcelona, la eruditísima Sigea toledana, a quien por sus letras latinas, griegas y hebreas la serenísima reina de Portugal con increíble admiración recibió en su casa e hizo maestra de la clase que en ella tenía de mujeres ilustres; doña Ángela Zapata, doña Ana Osorio, burgalesa, y Catalina de Paz, gloria y honor de Guadalajara, y otras españolas sin número que siempre han honrado las Españas señalándose en ellas en todos tiempos". Carta ejecutoria de laTragicomedia de los jardines y campos sabeos.

Adaptaciones contemporáneas:

Juana Inés de la Cruz

Sor Juana Inés de la Cruz es una de las mejores autoras de nuestra literatura, en la que cultivó todos los géneros, como Cervantes y Lope de Vega. Entre sus obras teatrales hay dos comedias, en las que demuestra su dominio de la lengua: Los empeños de una casa (1683: acceso al texto), un enredo donde se mezclan e intercambian amadas, amados y amantes, reunidos en su casa por dos hermanos, don Pedro y doña Ana, quienes acaban escarmentados; y Amor es más laberinto (1689: acceso al texto), donde la autora juega con la imaginación y con el lenguaje para demostrar que es más enredoso el laberinto del amor que el de Creta y su Minotauro.

En defensa de su autoría, contra los intentos de acallarla, tuvo que escribir un famoso tratado, la Respuesta a sor Filotea de la Cruz, que solo se publicó tras su muerte, de donde extraemos estas palabras:

"(...) desde que me rayó la primera luz de la razón, fue tan vehemente y poderosa la inclinación a las letras, que ni ajenas reprensiones —que he tenido muchas— ni propias reflejas —que he hecho no pocas— han bastado a que deje de seguir ese natural impulso que Dios puso en mí: Su Majestad sabe por qué y para qué; y sabe que he pedido que apague la luz de mi entendimiento, dejando sólo lo que baste para guardar su ley, pues lo demás sobra, según algunos, en una mujer; y aun hay quien diga que daña (...)

Una vez lo consiguieron una prelada muy santa y muy cándida que creyó que el estudio era cosa de Inquisición y me mandó que no estudiase. Yo la obedecí (unos tres meses que duró el poder ella mandar) en cuanto a no tomar libro, que en cuanto a no estudiar absolutamente, como no cae debajo de mi potestad, no lo pude hacer, porque aunque no estudiaba en los libros, estudiaba en todas las cosas que Dios crió, sirviéndome ellas de letras, y de libro toda esta máquina universal. Nada veía sin refleja; nada oía sin consideración, aun en las cosas más menudas y materiales; porque como no hay criatura, por baja que sea, en que no se conozca el me fecit Deus, no hay alguna que no pasme el entendimiento, si se considera como se debe. (...)  Pues ¿qué os pudiera contar, Señora, de los secretos naturales que he descubierto estando guisando? Veo que un huevo se une y fríe en la manteca o aceite y, por contrario, se despedaza en el almíbar; ver que para que el azúcar se conserve fluida basta echarle una muy mínima parte de agua en que haya estado membrillo u otra fruta agria; ver que la yema y clara de un mismo huevo son tan contrarias, que en los unos, que sirven para el azúcar, sirve cada una de por sí y juntos no. Por no cansaros con tales frialdades, que sólo refiero por daros entera noticia de mi natural y creo que os causará risa; pero, señora, ¿qué podemos saber las mujeres sino filosofías de cocina? Bien dijo Lupercio Leonardo, que bien se puede filosofar y aderezar la cena. Y yo suelo decir viendo estas cosillas: Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito. Y prosiguiendo en mi modo de cogitaciones, digo que esto es tan continuo en mí, que no necesito de libros (...)

Confieso también que con ser esto verdad tal que, como he dicho, no necesitaba de ejemplares, con todo no me han dejado de ayudar los muchos que he leído, así en divinas como en humanas letras. Porque veo a una Débora dando leyes, así en lo militar como en lo político, y gobernando el pueblo donde había tantos varones doctos. Veo una sapientísima reina de Sabá, tan docta que se atreve a tentar con enigmas la sabiduría del mayor de los sabios, sin ser por ello reprendida, antes por ello será juez de los incrédulos. Veo tantas y tan insignes mujeres: unas adornadas del don de profecía, como una Abigaíl; otras de persuasión, como Ester; otras, de piedad, como Rahab; otras de perseverancia, como Ana, madre de Samuel; y otras infinitas, en otras especies de prendas y virtudes (...)

Pues si vuelvo los ojos a la tan perseguida habilidad de hacer versos —que en mí es tan natural, que aun me violento para que esta carta no lo sean, y pudiera decir aquello de Quidquid conabar dicere, versus erat—, viéndola condenar a tantos tanto y acriminar, he buscado muy de propósito cuál sea el daño que puedan tener, y no le he hallado (...)  Y ¿qué me canso? La Reina de la Sabiduría y Señora nuestra, con sus sagrados labios, entonó el Cántico de la Magnificat; y habiéndola traído por ejemplar, agravio fuera traer ejemplos profanos, aunque sean de varones gravísimos y doctísimos, pues esto sobra para prueba (...) Pues si está el mal en que los use una mujer, ya se ve cuántas los han usado loablemente; pues ¿en qué está el serlo yo? (....)". Sor Juana Inés de la Cruz, Respuesta a Sor Filotea de la Cruz

Adaptaciones contemporáneas:

Refiriéndose a cuatro de nuestras autoras, la investigadora Alba Urban Baños concluye: "el teatro, la comedia nueva, es el instrumento que emplearon estas dramaturgas para, entre versos y trazas, mostrar las injusticias que padecían las mujeres de su época. Esto se refleja tanto en la superioridad que las cuatro escritoras otorgan a las damas de sus comedias, como también en los temas y conflictos que se plantean a través de ellas: la restauración de la dignidad femenina, el apoyo entre mujeres, la libertad a la hora de escoger marido o la igualdad moral entre ambos sexos". Dramaturgas seglares en la España del Siglo de Oro.

Investigación sobre las obras en equipo: "aun quieren poetizar / las mujeres, y se atreven / a hacer comedias ya".

1. Elige una de las comedias de autoría femenina. Investiga sobre la autora utilizando los enlaces y el muro de Padlet.

2. Averigüa si la comedia ha sido escenificada recientemente por un grupo de teatro, una universidad española o extranjera, etc., usando el buscador de Google (Imágenes o Vídeos) u otro cualquiera que sea fiable (Ecosia, Mozilla, etc.).

3. Captura una imagen de la puesta en escena (es decir, de su representación contemporánea) que te parezca representativa de la autora y añádela a una entrada de tu portafolio. 

4. Localiza la escena en la obra original. Basta con que retengas un verso y hagas una búsqueda dentro del texto.

5. Elige tres versos que se reciten en la escena captada y que destaquen por su belleza, su emotividad y/o su defensa de las mujeres.

6. Crea una entrada en tu portafolio para documentar la búsqueda con el título: "Aun quieren poetizar las mujeres, y se atreven a hacer comedias ya". 

Explora y completa el muro de Padlet con información relevante sobre las mujeres autoras y sus obras que te haya servido para conocerlas un poco mejor, así como su defensa de las mujeres.

Hecho con Padlet

3. La mujer disfrazada de hombre en el teatro del Siglo de Oro

Duración:
60 min
Agrupamiento:
Cinco equipos

El equipo HETERODOXIA dirige la sesión, con la ayuda del equipo SABIDURÍA.

¡Lee la "Gaceta de las mujeres españolas en el Siglo de Oro"!

El lema con que se publica es: "Sin nosotras, no hay Oro que valga un pimiento".


Las mujeres disfrazadas de hombres. 

Uno de los tópicos más frecuentes en el teatro del Siglo de Oro, sean autores o autoras, consiste en disfrazar a las mujeres de hombres para permitirles actuar libremente en una sociedad que les vedaba los oficios tanto de las armas como de las letras. 

Lope de Vega lo hace en 113 obras, Tirso de Molina en 21; Cervantes utiliza el recurso en una de sus ocho comedias, El gallardo español, ambientada en el Norte de África, cuando Margarita se disfraza de hombre para entrar en territorio musulmán, en busca del protagonista, Fernando de Saavedra, de quien está enamorada.

En cuanto a las autoras, Ángela de Acevedo juega con el disfraz en la obra El muerto disimulado (1682); como también Ana Caro Mallén, quien disfraza a su heroína Leonor-Leonardo de espadachín aventurero en busca del Don Juan engañador, en la comedia Valor, agravio y mujer. 

Los decretos reguladores insistían en prohibir o limitar que las mujeres se vistieran de hombres, mientras que los escritores y las escritoras demuestran cuál era la tendencia en el gusto del público, al que finalmente obedecieron:

"El recurso de sacar a escena a una mujer vestida de hombre se hizo tan popular en el teatro del XVII que todos los dramaturgos seguidores de Lope de Vega se sirvieron de él en obras principales. La producción literaria y la representación escénica gozaron de tal éxito que ninguna recomendación o prohibición, de las múltiples que se originaron en la época en torno al teatro y al vestido varonil, fueron obstáculo suficiente para detenerlas. La controversia duró todo el siglo XVII y parte del XVIII, periodo en el que los moralistas, especialmente los eclesiásticos, cargan con especial dureza contra el disfraz varonil de las mujeres. Con frecuencia éste parece ser el principal motivo por el que la representación de las comedías debía de abolirse".  Lola González (2002), "La mujer vestida de hombre. Aproximación a una revisión del tópico a la luz de la práctica escénica", Centro Virtual Cervantes.

Los disfraces en las comedias de autoría femenina.

Sin embargo, en el caso de las comedias escritas por mujeres hay que destacar algunas diferencias con respecto a los usos habituales entre los escritores varones:

1º) Teresa Ferrer compara la obra de Ana Caro, Valor, agravio y mujer, con la famosa de Tirso de Molina, Don Gil de las Calzas Verdes y nota que el disfraz sirve para sacar a la luz la igualdad entre hombre y mujer, si no fuera por las convenciones sociales: 

"En la obra de Tirso doña Inés se define a sí misma como mudable, ninguno de los personajes femeninos de Ana Caro lo hace; en Tirso las mujeres se enfrentan como competidoras para conseguir a los varones, en Valor, agravio y mujer la condesa Estela, que se ha enamorado de don Juan, cuando descubre que don Juan ha engañado a Leonor, lo rechaza . Y Leonor al final de la obra pide disculpas a Estela por haberse visto obligada a engañarla, en una reivindicación de la solidaridad femenina que aflora en muchas ocasiones en las obras escritas por mujeres y que convertiría en tesis María de Zayas en La traición en la amistad.

Pero, sobre todo, siguiendo con las diferencias entre la obra de Tirso y la de Caro, la protagonista de Ana Caro es hasta el final la ejecutora de su venganza y no desea ni solicita la ayuda de su hermano. Se vale por sí misma". Teresa Ferrer Valls (1998): "Mujer y escritura dramática en el Siglo de Oro: del acatamiento a la réplica de la convención teatral".

2º) La presencia como figura cómica, pero significativa, del hombre vestido de mujer, en tres de ellas: Los empeños de una casa de Sor Juana Inés; la Tragicomedia de los jardines y campos sabeos de Feliciana Enríquez de Guzmán y El muerto disimulado, de Ángela de Acevedo. En las dos primeras, el disfraz femenino tiene una función cómica, sea para sacar a la luz los engaños de un varón habituado a burlarse de las mujeres (igual que el burlador de Sevilla, Don Juan), como es el caso de la comedia de Sor Juana Inés de la Cruz; sea para que los hombres comprendan la angustia de una mujer acosada sexualmente, como en la obra de Feliciana Enríquez. Podéis leer más detalles en el artículo citado de Teresa Ferrer (pp. 19-21).

En la tercera obra, la situación que se provoca es más seria, como veremos a continuación.

3º) En la obra El muerto disimulado, de Ángela de Acevedo, el intercambio de roles entre hombre y mujer es más evidente, puesto que dos hermanos se mudan el traje, una como Lisarda-Lisardo, y el otro como Clarindo-Clara. No es extraño que el criado de Lisarda-Lisardo, de nombre Papagayo, declare lo siguiente, entre burlas y veras:

(...) no hace el nombre macho o hembra, / pues entre los papagayos, / hay papagayas también, / y en las golondrinas, damos / son golondrinos, y vemos/ que estos son apellidados / con el nombre femenino, / y aquellas también nombramos / con la masculina voz; / lo mismo en ti estoy pensando, / que aunque mi voz te apellide / Lisarda, ¿quién te ha quitado / el ser Lisardo, señora? 

Porque hay mujeres Lisardos
y hay también Lisardas hombres (...)

Más información en la excelente página de Mimma De Salvo (2008): La mujer en la práctica escénica de los Siglos de Oro: la búsqueda de un espacio profesional. Universitat de València.

Investigación y comentario.

Antes de contestar, leed en grupo la Gaceta de las mujeres españolas en el Siglo de Oro y los otros dos apartados específicos.

Catalina de Erauso
Juan van der Hamen y León. Catalina de Erauso (CC0)
David Bowie
Lobachevskian. David Bowie - Starman (CC BY-NC-SA)

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