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1. Los tipos de nutrientes

Los nutrientes son sustancias contenidas en los alimentos que ingerimos. Estas sustancias químicas van a ser utilizadas luego por nuestro organismo para poder desplegar todas sus funciones vitales.

Distinguimos seis tipos diferentes de nutrientes: hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, grasas, sustancias minerales y agua.

Veamos cada uno de ellos.

Proteínas

Las proteínas forman y reparan los tejidos. Nos defienden contra las infecciones y, en caso de necesidad, también nos proporcionan energía.

Se encuentran en las legumbres (lentejas, judías, garbanzos, etc.) y en cereales (arroz, trigo, maíz, etc.), pero las de mayor valor nutritivo son las de origen animal (pescado, huevos, carne, leche y derivados lácteos).

Las proteínas suponen aproximadamente la mitad del peso de los tejidos del organismo y están presentes en todas las células del cuerpo; además de participar en prácticamente todos los procesos biológicos que se producen.

Hidratos de carbono

Los hidratos de carbono nos proporcionan energía de forma rápida, ahorran proteínas y forman parte de los tejidos conectivo y nervioso.

Pueden ser de dos tipos:

Sencillos, como los azúcares presentes en la fruta (glucosa, fructosa, sacarosa, etc.).


Complejos, como los procedentes de las legumbres, las verduras, y los cereales integrales (almidón o fécula); una parte de estos hidratos de carbono nos aporta fibra vegetal (celulosa) tan necesaria para el correcto funcionamiento del intestino.

Vitaminas

La vitaminas son necesarias para regular numerosas funciones corporales.

Se designan mediante letras: A, B, C, D, E y K. Cada una de ellas cumple una función importante en el cuerpo. Una deficiencia vitamínica ocurre cuando no se obtiene suficiente cantidad de cierta vitamina. Las deficiencias vitamínicas pueden causar problemas de salud.

Abundan en el aceite de oliva virgen, carnes, pescados, huevos, leche y derivados (como el queso o el yogur), frutas y verduras.

Sustancias minerales

Las sustancias minerales están presentes en la mayoría de los alimentos. Sustancias como el calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio, hierro, yodo, zinc o selenio son necesarias para formar estructuras corporales, como los huesos, y para regular el funcionamiento del cuerpo.

Los minerales son necesarios para mantener el buen funcionamiento del cuerpo y garantizar, entre otros, la regulación del ritmo cardíaco y la producción de hormonas.

Grasas

Las grasas constituyen un nutriente esencial en la alimentación humana, debido a su papel como fuente de energía, elemento estructural y regulador.

En dietas sanas deben proceder en su mayor parte del pescado azul y de los aceites vegetales, sobre todo del aceite de oliva; y en menor medida de grasas de origen animal, como la mantequilla.

Escoger con mayor frecuencia grasas saludables de origen vegetal en lugar de grasas menos saludables de origen animal, ayuda a disminuir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y otros problemas de salud mayores.

Agua

El agua es la sustancia que más abunda en nuestro cuerpo, entre el 60% y el 70%. Se encuentra en los líquidos que bebemos y también en los alimentos que contienen agua, como sopas, zumos, frutas, verduras, etc.

Sin el consumo de agua, los seres humanos morirían en pocos días. Todas las células y órganos necesitan agua para funcionar.

El agua sirve como lubricante. Es un componente de la saliva y de los líquidos que rodean las articulaciones. El agua también regula la temperatura corporal a través de la transpiración.

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