El combustible nucear
El uranio constituye la materia prima para la fabricación del combustible de las centrales nucleares. Todos los reactores de generación eléctrica actuales y los reactores de investigación y producción de radioisótopos lo utilizan. Todos los reactores comerciales actuales (y una buena parte de los reactores de investigación basados en la reacción de fisión) lo utilizan.
Los elementos combustibles, como se los conocen, tienen esencialmente dos componentes. Por un lado, el combustible propiamente dicho, algún compuesto que contenga uranio; por otro, los materiales contenedores de los mismos. Una característica importante de los combustibles es la disposición geométrica que toma el ese conjunto, sea en manojos de tubos o placas.
Los elementos que albergan la material nuclear están compuestos por zircaloy, aluminio o acero inoxidable (entre otras opciones).
Dichos recipientes o coberturas se llaman “vainas” y son normalmente aleaciones metálicas que deben cumplir con varios requerimientos: encerrar herméticamente al material combustible para evitar que se escapen los productos de fisión (en su mayoría gases) formados durante las reacciones nucleares y brindar una buena conducción del calor generado en su interior y tener baja capacidad para absorber neutrones.
Y no, no puede usarse para hacer bombas atómicas. ¿Por qué?
El combustible que se usa en las plantas tiene un grado de enriquecimiento muy bajo, inferior al 5%, y para fabricar una bomba atómica es necesario un uranio muy enriquecido por encima del 90%. O sea: el uranio 235 está demasiado diluido para que pueda utilizarse como explosivo.