Radioactividad para la industria
Más allá del ámbito de la medicina, la energía nuclear tiene muchos usos en múltiples disciplinas.
Puede utilizarse en la industria para la fabricación de productos en serie, es de utilidad en el cuidado del medio ambiente porque los isótopos permiten calcular emisiones de dióxido de carbono y, en el plano del arte, permite conservar obras y determinar la antigüedad o autenticidad de las mismas.
También existe una técnica de control de calidad llamada radiografía gamma, o gamagrafia, que permite chequear soldaduras en tuberías y detectar grietas en piezas de aviones. Para ello se usan fuentes de iridio-192 (control en productos de fundición, construcciones metálicas), cobalto-60 (para grandes espesores, hasta decenas de centímetros de acero) y tulio-170 (para pequeños espesores, de milímetros).
Por último, no podemos olvidarnos de los isótopos trazadores. Ellos se utilizan para controlar los parámetros de los sistemas de ventilación y para detectar el desgaste y corrosión en diversos materiales y equipos. Son como “espías” que se introducen y sirven para conseguir
información acerca del mismo a un observador externo: los trazadores son sustancias que se introducen en un sistema con el fin de estudiar la evolución en el tiempo y en el espacio de determinado proceso químico, físico, biológico o industrial, a través de su detección o medición. Por ejemplo: en el caso de una pérdida en una cañería, el radioisótopo es útil tanto para rastrear dicha perdida como para conocer hasta donde llega.