La vida en las trincheras
"No es sino por simple azar que el soldado conserva la vida. Y cada soldado cree y confía en el azar"
Erich M. Remarque, de su obra Sin Novedad en el Frente.
_2.jpg)
Pregunta Guía
¿Cómo vivieron y murieron los soldados de la Gran Guerra?
La estabilización del frente en los primeros meses del conflicto llevó a los ejércitos en liza a tratar de reforzar sus posiciones. Los zapadores se pusieron manos a la obra y comenzaron a cavar trincheras, construir precarios refugios enterrados, llenarlos de sacos terreros y alambre de espino. Colocaron nuevas armas preparadas para recibir al enemigo, al tiempo que trajeron artillería pesada y semipesada para castigar a distancia las posiciones del enemigo. Y se ordenó a miles y miles de hombres de ambos bandos que se agazaparan en esos agujeros insalubres y esperaran ordenes.
Y así pasaron meses entre órdenes, ataques y contraataques, gas mostaza, obuses y bombardeos casi continuos, sin poder levantar la cabeza, agazapados como animales.
Pero aunque parezca mentira, lo peor no era todo esto. Lo que hacía insufrible la vida en la trinchera eran la nieve, la lluvia, el frío, la humedad, la falta de higiene y de alimentos adecuados, la presencia insoportable de enormes ratas que devoraban el pan de todos y piojos que no te dejaban descansar con sus constantes picaduras. También la dificultaba el tener enterrado en barro los pies durante todo el día, cosa que provocaba los pies de trinchera y otras patologías propias del frío y la humedad.

Si eras soldado y abandonabas la lucha, eras un traidor a la patria y se te castigaba con la muerte; si te lanzabas al ataque, tenías muchas posibilidades de morir. Si no te movías, te consumías poco a poco devorado por ratas y piojos. Y en el hipotético caso que logaras sobrevivir a todo esto, vivías entre hambre, la muerte de amigos y compañeros, las órdenes , las acciones bélicas precipitadas o poco efectivas, y sobre todo, la melancolía y añoranza del hogar. Como consecuencia, el espíritu inicial de entusiasmo de los soldados por la defensa de la patria se fue diluyendo dando paso a la incomprensión y, en ocasiones, a la locura.
Por lo demás, las nuevas armas que se introdujeron en este conflicto fueron:
- Los primeros tanques, poco ágiles y efectivos pero que impresionaban y en ocasiones sorprendían al enemigo con su versatilidad.
- Los aviones biplanos que servían para labores de reconocimiento, espionaje y puntualmente de un ataque sorpresivo. Destacan varios héroes aviadores como el alemán Von Richthofen, conocido como el Barón Rojo, o el francés Roland Garros, que hoy en día le da nombre a un famoso torneo de tenis.
Wikimedia Commons/ Oliver Thiele. Réplica del Fokker Dr.I, famoso triplano utilizado por Manfred von Richthofen. (CC BY) - Los ataques con gas nervioso que obligaban a incorporar al equipo del soldado la máscara anti gas.
- La ametralladora, sin duda, el arma más mortífera de este conflicto, capaz de escupir un enorme número de balas por segundo, mortales en los avances a campo abierto.
- El temido lanzallamas Livens, capaz de enviar una tormenta de fuego a más de 40 metros de distancia, letal en una trinchera o en un refugio.
- Las granadas y bombas de mano, los fusiles y sus respectivas bayonetas, los morteros y otras armas más pequeñas de uso individual.
