Capítulo 4: El poder de la perseverancia
El sol brillaba con fuerza aquella mañana en Villaricos, y en la Escuela de Caballeros y Damas de Dragón, los niños se preparaban para una nueva aventura en el laboratorio de ciencias. La clase de cuarto de primaria estaba llena de emoción mientras el maestro Sridêr les explicaba la actividad del día.
—Hoy vamos a hacer algo especial —anunció Sridêr—. Vamos a aprender sobre la perseverancia mientras hacemos un experimento sobre los estados de la materia.
Santiago y Gloria fueron emparejados para trabajar juntos. Santiago, con su energía sin límites, siempre estaba listo para nuevos retos, mientras que Gloria, con su actitud tranquila y amable, era conocida por su paciencia. Ambos estaban emocionados por el experimento, pero también sabían que tendrían que trabajar juntos para conseguir buenos resultados.
El maestro Sridêr les explicó el experimento. Tendrían que observar cómo el hielo se convierte en agua, cómo el agua se transforma en vapor y cómo cada estado cambia bajo diferentes condiciones. Pero el verdadero objetivo era aprender que los cambios no siempre ocurren de inmediato, y que a veces es necesario ser paciente y perseverar.
Santiago y Gloria se pusieron a trabajar en su estación de laboratorio. Primero colocaron cubos de hielo en un recipiente y comenzaron a observar cómo lentamente se derretían. Santiago, impaciente, comenzó a mover el recipiente.
—¿Por qué no se derrite más rápido? —protestó, frustrado.
Gloria, con su calma habitual, le respondió:
—Espera un poco más. La ciencia a veces lleva tiempo. El hielo se derretirá cuando esté listo, no cuando nosotros queramos.
Después de un rato, el hielo comenzó a derretirse y se convirtió en agua. Santiago comenzó a entender que la paciencia era clave para obtener buenos resultados. A continuación, calentaron el agua para convertirla en vapor. Colocaron el agua en un recipiente sobre la estufa y comenzaron a calentarla. Mientras el agua se calentaba, Santiago observaba las burbujas formarse lentamente, pero no podía evitar impacientarse de nuevo.
—¡Mira, Gloria! ¡El vapor está saliendo! —dijo emocionado.
Gloria sonrió.
—Sí, pero recuerda, esto es un proceso. El vapor no aparecerá de inmediato, pero si seguimos calentando el agua con paciencia, lo conseguiremos.
Finalmente, lograron convertir el agua en vapor y luego lo enfriaron nuevamente, observando cómo el vapor se transformaba en gotas de agua. A medida que el experimento avanzaba, Santiago comprendió que la ciencia, como la vida, requiere esfuerzo constante y paciencia. Para completar el ciclo, enfriaron el agua una vez más y observaron cómo se convertía nuevamente en hielo.
Cuando el experimento terminó, el maestro Sridêr se acercó a los estudiantes para felicitarlos.
—¡Excelente trabajo! —dijo Sridêr—. Han demostrado que la perseverancia es clave, tanto en la ciencia como en la vida. A veces los resultados no llegan de inmediato, pero si somos pacientes y persistentes, podemos descubrir cosas increíbles.
La clase terminó con una conversación sobre cómo usar la perseverancia en diferentes aspectos de la vida, desde los estudios hasta las actividades cotidianas. Los estudiantes comprendieron que, al igual que en el experimento, la perseverancia los ayudaría a superar obstáculos y alcanzar sus metas.
Esa tarde, los niños se fueron a casa con una nueva lección en mente: ser perseverantes significa no rendirse ante las dificultades, sino seguir adelante hasta lograr lo que se proponen.