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Impactos de un calentamiento global de 1,5 °C y 2 °C
Los impactos del cambio climático se sienten en todos los continentes habitados y en los océanos. Sin embargo, no se distribuyen de manera uniforme por todo el globo, y existen partes de él donde los impactos se experimentan de forma distinta. Un calentamiento medio de 1,5 °C en todo el planeta hace que aumente el riesgo de episodios de olas de calor y de precipitaciones intensas, entre otros muchos impactos potenciales.
IPCC
Según las proyecciones, en tierra las temperaturas extremas subirán en torno a 3 ºC, aunque este cambio variará según las regiones; en términos generales, se espera que las olas de calor que ahora alcanzan 47 °C lleguen a unos 50 °C en las zonas más cálidas. Si se llegara al nivel de 2°C, las olas de calor serían 4 °C más cálidas que en la actualidad; cabe esperar que las que ahora alcanzan 47 °C lleguen a 51 °C. Se prevé que la frecuencia de los periodos de calor extremo (que en el clima actual tienen lugar cada veinte años) se incremente el 129%, con un calentamiento de 1,5 °C y el 343% con un calentamiento de 2 °C. La duración de los periodos cálidos se incrementaría una media de 17 días si aumentara la temperatura 1,5 °C y 35 días si aumentara 2 °C. Se prevé que la frecuencia de las precipitaciones extremas en tierra aumente el 17% con un calentamiento de 1,5 °C y el 36% con un calentamiento de 2 °C.
Las proyecciones indican que el nivel del mar habrá subido entre 26 y 77 cm en 2100 si el calentamiento es de 1,5 °C y 10 cm más si es de 2 °C; aunque este aumento adicional parezca escaso, es probable que suponga el desplazamiento de 10 millones de personas más en todo el mundo. Desde el punto de vista alimentario, se calcula que las pérdidas económicas se situarán en 10 billones de dólares con un calentamiento de 1,5 °C y de 12 billones si es de 2 °C. El nivel del mar seguirá subiendo después de 2100, y durante cientos de años podrá seguir subiendo varios metros ya que las grandes superficies heladas se habrán perdido para siempre. Sin embargo, todavía no está nada claro cómo irán desapareciendo esas superficies heladas y cómo se producirá la subida del nivel del mar.
La pérdida de extensión media del hábitat de los vertebrados se duplicaría con un calentamiento de 1,5 °C y se triplicaría si es de 2 °C. En este segundo caso se perderían entre 1,5 y 2,5 millones de km2 más de permafrost que si el calentamiento se limitara a 1,5 °C.
Las pérdidas de biodiversidad son rápidas y duraderas; por ejemplo, se cree que la pérdida de biodiversidad de los mamíferos que tendrá lugar en los próximos cincuenta años se mantendrá durante millones de años, ya que la evolución reproduce la diversidad paulatinamente.
Los riesgos sanitarios aumentan con la temperatura. Se cree que la proclividad de las zonas secas a la trasmisión de la malaria aumentará en el 19% con un calentamiento de 1,5 °C y el 27% con un calentamiento de 2 °C. Cuanto más aumenten las temperaturas, más proliferarán los mosquitos Aedes y en mayores extensiones geográficas, con lo que se acrecentará la incidencia del dengue, la chikungunya, la fiebre amarilla y el virus del Zika. Según las proyecciones, la extensión y la estacionalidad de la enfermedad de Lyme y otras dolencias trasmitidas por la garrapata aumentarán en Norteamérica y Europa, y a mayor temperatura, peores pronósticos. Con un calentamiento de 1,5 °C, es probable que sufran estrés térmico el doble de megalópolis que ahora, con lo que en 2050 otros 350 millones de personas podrían sufrir olas de calor mortales.
El sistema alimentario global integrado es, como mínimo, complejo. La seguridad alimentaria futura dependerá de la interacción entre las tensiones que sufran las cosechas en cada región (respecto a temperatura, agua, plagas o empobrecimiento del suelo), la adaptación, la población, las pautas de consumo, los costes energéticos y los mercados internacionales. Hasta el momento, las mejoras de rendimiento de origen tecnológico han logrado seguir el ritmo al calentamiento global, pero si las tensiones crecen, puede que ya no sea así. Según un estudio, al llegar 2100 las cosechas de maíz del mundo se habrán reducido el 6% con un calentamiento de 1,5 °C y el 9% con un calentamiento de 2 °C. Otro estudio pronostica que las cosechas medias en cuatro países que acumulan dos tercios de la producción de maíz (Estados Unidos, Brasil, Argentina y China) se reducirán entre el 8 y el 18% con un calentamiento de 2 °C y entre el 19 y el 46% si el calentamiento es de 4 °C.