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6.2.3.2. La prosa del XVIII

Actividad 1

Imagen de Goya en Wikimedia Commons bajo dominio público 

 

Lector mío, seas quien fueres, no te espero muy propicio, porque siendo verosímil que estés preocupado de muchas de las opiniones comunes que impugno, y no debiendo yo confiar tanto, ni en mi persuasiva ni en tu docilidad, que pueda prometerme conquistar luego tu asenso, ¿qué sucederá sino que, firme en tus antiguos dictámenes, condenes como inicuas mis decisiones? Dijo bien el padre Malebranche que aquellos autores que escriben para desterrar preocupaciones comunes no deben poner duda en que recibirá el público con desagrado sus libros. En caso que llegue a triunfar la verdad, camina con tan perezosos pasos la victoria, que el autor, mientras vive, sólo goza el vano consuelo de que le pondrán la corona de laurel en el túmulo. Buen ejemplo es del famoso Guillermo Harveo, contra quien, por el noble descubrimiento de la circulación de la sangre, declamaron furiosamente los médicos de su tiempo, y hoy le veneran todos los profesores de la Medicina como oráculo. Mientras vivió le llenaron de injurias, ya muerto, no les falta sino colocar su imagen en las aras.

Aquí era la ocasión de disponer tu espíritu a admitir mis máximas, representándote con varios ejemplos cuán expuestas viven al error las opiniones más establecidas. Pero porque ese es todo el blanco del primer discurso de este tomo, que a ese fin, como preliminar necesario, puse al principio, allí puedes leerlo. Si nada te hiciere fuerza, y te obstinares a ser constante sectario de la voz del pueblo, sigue norabuena su rumbo. Si eres discreto, no tendré contigo querella alguna porque serás benigno y reprobarás el dictamen, sin maltratar al autor. Pero si fueres necio, no puede faltarte la calidad de inexorable. Bien sé que no hay más rígido censor de un libro que aquel que no tiene habilidad para dictar una carta. En ese caso di de mí lo que quisieres. Trata mis opiniones de descaminadas por peregrinas, y convengamos los dos en que tú me tengas a mí por extravagante; yo a ti, por rudo.

Este es un fragmento inicial del Teatro Crítico, de Feijoo. ¿Ves reflejada algunas de las ideas que venimos comentando?
 

Entre las características más importantes de la prosa de este siglo destacan las siguientes:

  • Cualquier tema puede ser considerado literario: las ventajas de vivir en el campo y la ciudad, la educación, la nobleza, la decadencia de España, la bondad del ser humano, la historia de España, las costumbres, la política del momento...
  • El autor suele aparecer en el texto para mostrar sus propias opiniones y para dirigirse directamente al receptor.
  • También es frecuente el perspectivismo como técnica para estructurar la narración, empleando el diálogo, las cartas, los sueños o cualquier otro sistema que favorezca el cruce de puntos de vista y facilite la comprensión del tema abordado.

Actividad 2

Completa el texto con las palabras que se te ofrecen.

Banco de palabras: economía, filología, literatura, novela, medievales, teoría, temas, bilingües, editorial, periódicas.

La en este periodo es todo escrito que atañe a cualquier rama del saber. Por eso son frecuentes los libros de "científicos" como la historiografía, , política, medicina, derecho y otros temas hoy día considerados poco literarios. Aunque también hay lugar para  la e historia de la literatura o la . A este éxito contribuye, por un lado, la importante labor que se desarrolla, donde destacan dos grandes eruditos, Gregorio Mayans y Tomás Antonio Sánchez, que rescatan textos , clásicos, traducen obras del latín y griego, publican obras , etc. Y de otra parte, la aparición de las primeras publicaciones , que contribuyen a formar una prosa más directa y ágil que la de los tratados.
 
La escasa prosa de ficción que aparece son continuaciones de la barroca, como se ha comentado en el punto anterior.

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¿Sabías que...?

Jovellanos vivió su destierro en la Cartuja de Valldemossa, uno de los lugares más emblemáticos de las Islas Baleares y que fue, posteriormente, residencia de Frederic Chopin y George Sand en el invierno de 1838 y 1839.

Para saber más

El ensayo se convierte en el género más exitoso de la prosa del Siglo de las Luces. Los autores con más éxito en este panorama fueron Feijoo, Luzán y Jovellanos, que cultivaron además otros estilos y géneros.