Fueron años intensos, de provincia en provincia. Abrimos sedes en el sur y suroeste. Tuve que hacerme cargo de alguna. Por aquel entonces, había desistido de mis intenciones literarias y me había centrado en el periodismo. Y aunque no estaba especializado, pues en las revistas y periódicos de la época todos valíamos para todo, me inclinaba por las noticias literarias.
Así es como comencé a relacionarme con escritores, poetas y artistas de toda España. Me convertí en un estudioso de mi realidad literaria. Conseguía entrevistas con los más importantes, me enviaban libros para que los reseñara en la revista.
En fin, en torno a 1910, y más allá, viví una de las etapas más interesantes de mi vida.