En España la actitud ante los franceses presentaba una división:
Los partidarios de expulsar a los franceses se unieron en torno a la Junta Central. El 19 de agosto de 1808, el ejército de Andalucía, al mando del general Castaños (1756-1852), venció a los franceses en Bailén. Era su primera derrota en Europa. José I Bonaparte (1808-1813), colocado en el trono de España por Napoleón, abandonó Madrid, y las fuerzas francesas levantaron el sitio de Gerona y Zaragoza, pero en diciembre el propio emperador entró en España con su ejército y restituyó a su hermano en el trono.
Ante esta situación el pueblo opuso resistencia con la guerra de guerrillas, que implicó a toda la población en el acoso a los invasores. Entre los guerrilleros destacaron Espoz y Mina, el cura Merino y el Empecinado.
Los llamados «afrancesados» aceptaron a José Bonaparte y colaboraron con él en la elaboración de la Constitución de Bayona y en la promulgación de una legislación liberal que suprimió los derechos feudales y la Inquisición, entre otras medidas. Los franceses volvieron a sitiar Gerona y Zaragoza, que cayeron tras una larga resistencia.