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Contexto histórico

Nos centramos en el contexto de los siglos V y IV a. C. ÉPOCA CLÁSICA

Ambito histórico:

Podemos distinguir tres fases a lo largo del s. V y IV. La primera viene marcada por las Guerras Médicas (500-479) en las que los griegos vencen a los persas. Consecuencia del éxito es la consolidación política y social de la polis, ámbito global en el que cobran sentido los ciudadanos y sus actividades, y del sistema democrático que se consolida con Pericles. La Democracia favoreció la intervención de un mayor número de ciudadanos en los asuntos públicos, y otorgó una creciente importancia a las asambleas (discusiones y debates políticos y jurídicos), lo cual conllevó el nacimiento de una nueva cultura orientada a las cuestiones prácticas del gobierno de la ciudad y la administración de la justicia. El participar activamente en tareas rectoras hace que el ciudadano se considere un elemento importante y activo en la ciudad; la política no es exclusiva de unos cuantos, sino tarea de todos. Ello tiene su máxima expresión en la fusión existente entre la moral y la política, ya que las virtudes exigibles en la vida pública son necesarias en la vida privada, y viceversa. Un factor esencial en la armonía de la polis es la ley, el nómos. Ésta, incuestionable e intocable en cuanto que es "expresión de la voluntad de los ciudadanos", debe prevalecer sobre los ciudadanos y sobre las instituciones.

La segunda etapa viene marcada por el el imperio marítimo ateniense (477 - 425), cuyo desarrollo conduce a la apertura de la ciudad-estado al mundo, la cosmopolitización de Atenas y su hegemonía sobre la Liga Ático-Délica.

Finalmente, la última fase la marca la Guerra del Peloponeso (431 - 404) contra Esparta, la cual pone punto y final a la supremacía de Atenas provocando la definitiva crisis de las ideas democráticas (instauración de la oligarquía de los Treinta Tiranos), y de disolución de la polis. En general, tras la Guerra del Peloponeso se inició el derrumbe del mundo griego.

 

En el 404, al ser definitivamente derrotada Atenas en la guerra, se estableció en ella la dictadura de los Treinta tiranos, oligarcas exiliados que retornaban a su patria llenos de rencor y codicia. Pronto fue requerido Platón por Critias y Cármides (primo y hermano de su madre) para unirse a su acción política. Platón prefirió esperar y pronto quedó de­cepcionado por la sangrienta represión y la falta de  escrúpulos de sus antes admirados parientes.

En el 403 a la caída de los oligarcas se restableció la democracia. Platón volvió a ilusionarse con entrar en la actividad política; pero cuatro años más tarde, en el 399, la asamblea condenaba a muerte a Sócrates. A partir de ese momento renunció definitivamente a la carrera política activa.

Después de la condena de su maestro, Platón consideró más prudente abandonar Atenas y se refugió en Megara. Platón tenía entonces 28 años. Durante los 10 años siguientes, del 399 al 389, escribió una serie de obras en recuerdo de su maestro.

El mismo Platón nos lo cuenta en su Carta VII