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Carta VII

CARTA VII

En la Carta VII se encuentran estas notas autobiográficas en que Platón rememora las vivencias de su primera juventud hasta sus cuarenta años. Constituyen una excelente introducción a su actividad y a su obra como pensador político. También da cuenta de lo que caracteriza el contexto histórico de la época.

"Siendo yo joven, pasé por la misma experiencia que otros muchos; pensé dedicarme a la política tan pronto como fuera dueño de mis propios actos; y he aquí las vicisitudes de los asuntos públicos de mi patria a que hube de asistir. Siendo objeto de general censura el régimen político a la sazón imperante, se produjo una revolución; al frente de este movimiento, revolucionarios instauraron como caudillos cincuenta y un hombres: diez en el Pireo, y once en la capital... mientras que treinta se instauraron con plenos poderes al frente del gobierno en general. Se daba la circunstancia de que algunos de estos eran allegados y conocidos míos y en consecuencia requirieron al punto mi colaboración, por entender que se trataba de actividades que me interesaban. La reacción mía no es de extrañar, dada mi juventud; yo pensé que ellos iban a gobernar la ciudad sacándola de un régimen de vida injusto y llevándola a un orden mejor, de suerte que les dediqué mi más apasionada atención, a ver si lo conseguían. Y vi que en poco tiempo hicieron aparecer bueno, como una edad de oro, al anterior régimen. Entre otras tropelías que cometieron estuvo la de en­viar a mi amigo, el anciano Sócrates, de quien yo no tendría reparo en afirmar que fue el más justo de los hombres de su tiempo, a que en unión con otras personas, prendiera a un ciudadano para conducirlo a la fuerza a ser ejecutado; orden dada con el fin de que Sócrates quedara, de grado o por la fuerza, complica­do en sus crímenes; por cierto que él no obedeció, y se arriesgó a sufrir toda clase de castigos antes que hacerse cómplice de sus iniquidades. Viendo, digo, todas estas cosas y otras semejantes de la mayor gra­vedad, lleno de indignación me inhibí de las torpezas de aquel periodo.

No mucho tiempo después cayó la Tiranía de los Treinta y todo el sistema político imperante. De nuevo, aunque menos impetuosamente, me arrastró el deseo de ocuparme de los asuntos públicos de la ciudad. Pero dio también la casualidad de que algunos de los que estaban en el poder llevaron a los tribunales a mi amigo Sócrates a quien acabo de referirme, bajo la acusación más inicua y que menos le cuadraba... Al observar yo cosas como éstas y a los hombres que ejercían los poderes públicos, así como las leyes y las costumbres, cuanto con mayor atención lo examinaba, al mismo tiempo que mi edad iba adquiriendo ma­durez, tanto más difícil consideraba administrar los asuntos públicos con rectitud.

De esta suerte yo, que al principio estaba lleno de entusiasmo por dedicarme a la política, al volver mi atención a la cosa pública y verla arrastrada en todas direcciones por toda clase de corrientes, terminé por verme atacado de vértigo, y si bien no prescindí de reflexionar sobre la manera de introducir alguna mejora en ella, sí dejé, sin embargo, de esperar sucesivas oportunidades de intervenir activamente.

Y terminé por adquirir el convencimiento de que todos los Estados actuales, sin excepción, están mal go­bernados; en efecto, lo referente a su legislación no tiene remedio sin una extraordinaria reforma, acompa­ñada además de suerte para implantarla.

Y me vi obligado a reconocer, en alabanza de la verdadera filosofía, que de ella depende el obtener una visión perfecta y total de lo que es justo, tanto en el terreno político como en el privado, y que nunca cesa­rá en sus males el género humano hasta que los que son recta y verdaderamente filósofos ocupen los car­gos públicos, o bien los que ejercen el poder en los Estados lleguen, por especial favor divino, a ser filó­sofos en el auténtico sentido de la palabra" (Carta VII)

Da respuesta a las cuestiones que te planteo sobre el texto que acabas de leer.

1º  En pinceladas esquemáticas, di qué declaraciones son las que subrayarías en este texto.

 2º  ¿Qué acontecimientos históricos narra y qué hubo en todos ellos que desilusionaron una y otra vez a Platón?

 3º  ¿Por qué nace en Platón una irrenunciable vocación política? (Atiende al espíritu de los atenienses y a su particular entorno familiar)

 4º  ¿Cuál fue el acontecimiento que paralizó definitivamente su incorporación a la políti­ca ateniense y por qué?

 5º ¿Qué vio en los acontecimientos políticos que van desde su infancia hasta la muerte de Sócrates?

 6º  De estas experiencias, ¿qué doble consecuencia extrajo?

 7º  A pesar de su renuncia a la participación activa en los asuntos públicos, jamás abandonó su vocación política. Di y explica el principio socrático que vio como condición inexcusable del acierto político y en el que se apoyó para proseguir su reflexión política.