Métodos basados en la competencia. Se estudia la competencia con el fin de fijar los precios parecidos a los de esta. Estos métodos se utilizan en mercados muy competitivos y que venden productos poco diferenciados. Por ejemplo, la alimentación, la ropa o el calzado.
Métodos basados en la demanda. Este método es al revés de la anterior y que se analiza el comportamiento del consumidor para fijar los precios dependiendo de lo que están dispuestos a pagar por los productos. Por ejemplo, es diferente el precio que se paga por tomar el mismo refresco en un bar o en un hotel de lujo.