La Edad de los Metales es el último de los periodos en los que se divide la prehistoria.
Comenzó cuando las personas comenzaron a fundir y forjar los metales para fabricar objetos. Primero emplearon el cobre, más tarde el bronce y finalmente el hierro. Con estos metales fabricaban:
- Armas: como espadas y hachas.
- Adornos: como broches o brazaletes.
- Herramientas: como hoces y azadas.
La vida en las aldeas ricas en metales, es decir, que estaban cerca de minas o canteras de donde se extraían, fue cambiando, transformando a las aldeas en poblados y, más tarde, en ciudades. Estas ciudades estaban rodeadas de murallas. Sus habitantes contaban con un jefe y con guerreros que los protegían.
Surgieron nuevos oficios, como la artesanía, aunque la mayor parte de la población se dedicaba a la agricultura.
El comercio, en la Edad de los Metales, se vio favorecido por la aparición de nuevos inventos como:
- El arado y nuevas técnicas de cultivo: permitían labrar mayor cantidad de tierra en menos tiempo y de manera más productiva, por lo que, los agricultores comenzaron a producir más alimentos de los que eran capaces de consumir. Por eso, intercambiaban el sobrante de sus cosechas por otros productos, como herramientas de metal, tejidos o recipientes de cerámica.
- La rueda: mejoró el transporte por tierra, pues hizo posible construir carros para trasladar a personas y mercancías pesadas.
- La vela: permitió a los barcos aprovechar la fuerza del viento para adquirir más velocidad. Se construyeron barcos más grandes que permitían el traslado de mayor número de personas y mercancías.