El Romanticismo se extiende durante casi un siglo, desde mediados del siglo XVIII hasta la segunda mitad del XIX, a través de tres etapas:
- El "prerromanticismo" (segunda mitad del XVIII hasta la aparición de Goethe, cuando algunos ilustrados comienzan a mostrar en las obras su propia intimidad).
- El "romanticismo" propiamente dicho (primera mitad del XIX: escritores partidarios de la Revolución Francesa de 1789 y de sus ideas liberales, aunque también se dio una vertiente tradicionalista y conservadora).
- El "posromanticismo" (segunda mitad el XIX: ha comenzado ya el "realismo" pero algunos escritores siguen más interesados en el análisis y expresión de sus sentimientos que de la realidad que les rodea).
Tormenta en el mar por Claude Joseph Vernet |
El Romanticismo se caracterizó desde el principio por el deseo de poner fin a la sensación de «poca sinceridad» de la literatura precedente. Por lo tanto, es una reacción consciente del sentimiento contra la razón, que enaltece el misterio y la fantasía.
Estos son los rasgos más significativos de este movimiento literario:
- Idealismo: no encuentra en la realidad cotidiana sus ideales de libertad, felicidad, amor, justicia y búsqueda del infinito. De aquí que la vida se vuelva un problema sin solución, ante el que hay pocas opciones: el desengaño, la rebeldía y la evasión, ya sea en el tiempo (evocación de la Edad Media), en el espacio (gusto por lugares exóticos) o, como opción extrema, el suicidio.
- Exaltación del "yo": el artista se siente superior al mundo que le rodea. Esto conduce al individualismo, a la importancia de la intimidad y al desprecio por la Razón y a unos cambiantes estados de ánimo que, finalmente, se proyectan sobre el paisaje, sobre la naturaleza; así, los románticos, que ven la vida como algo fugaz e inconsistente, gustan de parajes yermos y ambientes sepulcrales, nocturnos y ruinosos.
- Rechazo de cualquier norma: tanto económicas y sociales como estéticas. En su reverso aparece también una obsesión por el destino, fruto de la frustración del anhelo de libertad.
- Interés por la historia: en ella los románticos tradicionalistas buscan los valores perdidos y los revolucionarios encuentran en ella las peculiaridades nacionales; todos ellos se interesan por lo popular: tradiciones, costumbres, cantares, lengua y rasgos culturales que sirven para su concepción de nacionalidad.