1.El protagonista de este fragmento es Hércules Poirot, el famoso detective creado por la escritora inglesa Ágatha Christie. Fijaos en el título y decid qué os sugiere.

¿Cómo os gustan las narraciones: cómicas, de misterio, de aventuras?

El Orient Express en la nieve

Agatha Christie

—Interrogue a los viajeros del tren, examine el cadáver, examine las huellas que pueda haber y bueno, ¡tengo fe en usted! Recuéstese y reflexione. ¡Utilice, como sé que dice a menudo, las células grises de su cerebro, todo quedará aclarado! Se inclinó hacia adelante, mirando de modo afectuoso a su amigo.

—Su fe me conmueve, amigo mío —manifestó Poirot emocionado—. Como usted dice, este no puede ser un caso difícil. Yo mismo, Pero no hablemos de esto ahora. No puedo negar que este problema me intriga. No hace ni unos minutos estaba pensando en que nos esperan muchas horas de aburrimiento mientras estuviéramos detenidos aquí y, de repente, llega a mis manos un intrincado problema.

—¿Acepta entonces? —preguntó Bouc con ansiedad.

—C´est entendu. Me ocuparé de ello.

—Muy bien. Todos estamos a su disposición.

—Para empezar, me gustaría tener un plano del vagón Estambul-Calais y una lista de los viajeros que ocupan los diversos compartimentos. También me gustaría examinar sus pasaportes y billetes.

—Michel se encargará de eso.

El encargado del coche cama salió del compartimento. —¿Qué otros viajeros hay en el tren?

—En este vagón, el doctor Constantine y yo somos los únicos pasajeros. En el vagón de Bucarest hay un anciano caballero con una pierna inútil. Es un viejo conocido del encargado. Además, tenemos los vagones ordinarios, estos no nos interesan, ya que quedaron cerrados después de servirse la cena de anoche. Delante del coche Estambul-Calais no hay más que el vagón restaurante.

—Parece, pues —dijo Poirot despacio—, que debemos buscar a nuestro asesino en el vagón Estambul-Calais. —Y a continuación se dirigió al médico—: ¿No es eso lo que insinuaba usted?

El griego asintió.

—Media hora después de medianoche tropezamos con la tormenta de nieve. Nadie pudo abandonar el tren a partir de entonces.

—El asesino, por tanto —anuncio Bouc solemnemente—, todavía está entre nosotros.