PIPPI CALZAS LARGAS (Astrid Lindgren)

Pippi tenía el cabello del color de las zanahorias, recogido en dos trenzas que se levantaban en su cabeza, tiesas como palos. La nariz tenía la misma forma que una diminuta patata y estaba sembrada de pecas. Su boca era grande y tenía unos dientes blancos y sanos. Su vestido era verdaderamente singular. Ella misma se lo había confeccionado. Era de color azul, pero como le había faltado tela, Pippi había añadido, por aquí por allá, trozos rojos. En las piernas, largas y delgadas, llevaba un par de calcetines no menos largos, uno negro y otro de color castaño. Calzaba unos zapatos negros que eran el doble de grande que sus pies. Su padre se los había comprado en América del Sur, teniendo en cuenta que los piececitos de la niña pudieran ir creciendo dentro de ellos. Y Pippi no quería ponerse otros.

Pero lo que más hizo abrir de par en par los ojos a Tommy y Annika fue el mono que iba sentado en el hombro de Pippi. Era pequeño y tenía una cola larguísima. Llevaba unos pantalones azules, una chaqueta amarilla y un sombrero de paja.